OBITUARIO

 

In Memoriam Salvador Rivas Martínez (1935-2020)

Daniel Pablo de la Cruz Sánchez Mata1, Francisco J. Sánchez-Muniz2

1 Catedrático de Botánica, Facultad de Farmacia, Universidad Complutense, Madrid; Investigador Asociado de la Universidad de Harvard y Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia, email: dsmata@ucm.es

 https://orcid.org/0000-0001-6910-4949

2 Académico de número de la Real Academia Nacional de Farmacia y Profesor Emérito del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, e- mail frasan@ucm.es

 https://orcid.org/0000-0002-2660-5126

 

* Autor para correspondencia.

Correo electrónico: frasan@farm.ucm.es (Francisco J. Sánchez-Muni).

 

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Recibido el 14 de diciembre de 2020; aceptado el 20 de diciembre de 2020.

 

Cómo citar este artículo:

Sánchez Mata DPC, Sánchez-Muniz FJ. In Memoriam Salvador Rivas Martínez (1935-2020). JONNPR. 2021;6(3):622-30. DOI: 10.19230/jonnpr.4154

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Sánchez Mata DPC, Sánchez-Muniz FJ. In Memoriam Salvador Rivas Martínez (1935-2020). JONNPR. 2021;6(3):622-30. DOI: 10.19230/jonnpr.4154

 


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Salvador Rivas, el profesor Rivas, falleció el pasado 27 de agosto.

Maestro y amigo de una buena parte de los botánicos actuales de nuestras universidades y otros centros de investigación, reconocido y respetado en el panorama de la Botánica y Geobotánica profesional internacional, su pérdida nos deja, de alguna forma, un sentimiento de orfandad científica a sus discípulos más directos.


 

Salvador Rivas atraía a los estudiantes de tal forma hacia las ciencias de la vegetación y la interpretación universal de los paisajes naturales, como recursos naturales del territorio, que era imposible no sucumbir a su maestría; la juventud de entonces se mezclaba con su magnetismo personal y científico. Así me ocurrió aquel otoño de 1979 cuando el profesor Miguel Ladero, que se trasladaba a la Universidad de Granada, me presentó al profesor Rivas, en la biblioteca de la entonces Cátedra de Botánica de Farmacia de la Complutense de Madrid, para que se comprometiera a ser el director de mi memoria de licenciatura que se estaba iniciando en aquel curso académico…

Han pasado más de cuarenta años de aquel otoño. La licenciatura, el doctorado, la memoria doctoral, la carrera docente en la universidad…hasta hoy. En noviembre de 2005 ocupé, mediante habilitación nacional, la plaza de catedrático de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid.

Han sido décadas de intenso aprendizaje junto al maestro, de compartir docencia, debates científicos, de innumerables jornadas de campo por la geografía ibérica y mundial, de expediciones científicas apasionantes -a veces a lugares remotos- experiencias todas que siempre perdurarán en nuestra memoria y en nuestro recuerdo…también, como en las relaciones de larga duración, de discusiones justificadas, de algún desencuentro, de diferencias, pero siempre anteponiendo el respeto y el bagaje de tantas vivencias en común. Son muchas las anécdotas que conservo y que de vez en cuando rememoro, son muchas las experiencias comunes, incluso compartiendo momentos de zozobra emocional ante acontecimientos inesperados… fue tanto lo vivido juntos que forma parte inseparable de mi existencia.


 

El Profesor D. Salvador Rivas Martínez en una de sus clases Fotos de archivo del Profesor D. Daniel Pablo de la Cruz Sánchez Mata

 

Salvador fue una persona afortunada al crecer en un entorno académico e intelectual. Su padre, Salvador Rivas Goday, fue catedrático de Botánica en la Universidad Central de Madrid. Desde su cátedra de la Facultad de Farmacia introdujo la Sociología Vegetal o Fitosociología en España (un enfoque ecológico al paisaje vegetal) y fue él quien le orienta hacia esa dirección en su devenir académico e investigador. Así, estableció rápidamente contacto con los maestros de las ciencias de la vegetación en Europa: Josias Braun-Blanquet (Montpellier, Francia) y Reinhold Tüxen (Stolzenau, Alemania) realizando varias estancias de investigación (1955-1962). Su memoria doctoral, que versó sobre la vegetación de alta montaña de las sierras de Guadarrama y Gredos, refrenda su pasión por las montañas y el alpinismo donde a lo largo de su vida, destacó a nivel internacional.

Su producción científica se remonta a la década de los 60 sentando las bases de la clasificación de las comunidades vegetales en nuestro país y realizando ambiciosas síntesis de grandes unidades de vegetación. Su extenso y profundo conocimiento de la flora europea e ibérica, su sólida formación, los medios de la Cátedra (una magnífica biblioteca, hemeroteca    y su ingente colección de separatas especializadas, así como las importantes colecciones botánicas del Herbario MAF, que me honro en dirigir en la actualidad),  así  como  sus  extensas relaciones internacionales le permiten liderar numerosos proyectos pioneros en la época en el ámbito de  la  conservación  de  la  biodiversidad  en  nuestro  país.  De  esta  forma genera en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid un


 

auténtico grupo de investigación de excelencia y referencia internacional.

En la década de los 80 se centra en el estudio de las estrechas relaciones entre el medio físico natural y las unidades de vegetación y su dinamismo proponiendo clasificaciones biogeográficas y, sobre todo, trabajando en un proyecto de objetivos ambiciosos como era la obtención de un sistema de clasificación bioclimático de nuestro planeta. Además, inicia la cartografía temática como medio óptimo de expresión territorial de las unidades estudiadas y descritas.


El Profesor D. Salvador Rivas Martínez en una de sus clases sobre Geobotánica en plena naturaleza

Fotos de archivo del Profesor D. Daniel Pablo de la Cruz Sánchez Mata

 

Es la época de creación de grupos de investigación por toda la geografía ibérica para los estudios geobotánicos de los territorios, de la instauración de seminarios y jornadas temáticas itinerantes, de trabajos de campo reglados y de la andadura de la Asociación Española de Fitosociología (AEFA), hoy Sociedad Española de Geobotánica (SEG), que me honro en presidir, asociada a la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y federada en la Sociedad Española de Botánica (SEBOT). En los 90 destacan la fundación de una revista especializada en Geobotánica (Lazaroa, actualmente Mediterranean Botany recientemente indexada en el JCR) y la internacionalización de su grupo de colaboradores. Esta se ve acrecentada por las estancias de investigación fuera de nuestras fronteras: Reino Unido, Alemania, Francia, Austria, Italia y Estados Unidos son destinos de sus discípulos más cercanos para ampliar su formación y contactar como él mismo aseveraba con frecuencia: “…siempre con los mejores, allá donde quiera que estén”.


 

Sus profundas convicciones en la urgencia de la conservación del medio natural de nuestro país le llevan a abandonar diversos proyectos internacionales y dedicarse con ahínco al desarrollo de la Directiva Europea de Hábitats (1992). Esta directiva establecía las bases científicas para la consecución de la red de espacios naturales protegidos en Europa. Salvador Rivas participa y lidera el proyecto a nivel nacional que se concretó en la elaboración de la cartografía de los tipos de hábitats terrestres en dos fases. Este ambicioso proyecto donde colaboraron varios centenares de botánicos españoles durante varios años fue el punto de partida y la referencia científica obligada para abordar la red de espacios naturales protegidos en nuestro país, la Red Natura 2000. En la actualidad esta red territorial representa más del 27% de la superficie terrestre española, lo que nos convierte en el país europeo con mayor contribución absoluta. Un auténtico logro a destacar para la conservación de la naturaleza en nuestro país en la que Salvador Rivas fue un auténtico pionero.

Además de las distinciones académicas nacionales e internacionales (cinco doctorados honoris causa), de las condecoraciones oficiales, premios, pertenencia a Reales Academias y otros méritos destacables, Salvador Rivas tiene un máximo reconocimiento en sus propios discípulos y que siempre le reconoceremos: fue nuestro mentor y maestro indiscutible; todos dedicados, en mayor o menor medida, a la docencia, investigación, gestión y transferencia del conocimiento; los pilares de sus enseñanzas.

Su maestría y generosidad científica logró con creces los frutos deseados y ahora sí que puede, por fin, descansar en paz.

 

Daniel Pablo de la Cruz Sánchez Mata

 

 

 

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Llegamos un poco rezagados a este homenaje, que se realiza desde la revista JONPPR, a un hombre que amó a la botánica y a la aventura como nadie, que hizo aventura buscando especies botánicas en los sitios más inverosímiles y lejanos. He tenido la suerte de moverme en un mundo plural, polifacético, donde la cultura, la honorabilidad, la amistad, la ciencia se mueven juntas, pero no siempre al mismo ritmo. Por eso debo reconocer que tuve la suerte de conocer a D. Salvador Rivas Martínez, hijo de otra persona singular, donde la hubiera, D. Salvador Rivas Goday.


 

Yo sé que Salvador, D. Salvador, tuvo la suerte de pisar muchos rincones de todos los continentes de este mundo, buscando aprender y enseñar, sentando cátedra. Sé, qué disfrutó como nadie observando, viviendo, haciendo suyos, los paisajes más serenos y espectaculares de la Tierra. Así, en la década de 1960 fue miembro de las primeras expediciones españolas a los grandes macizos del planeta, como los Andes peruanos en 1961, alcanzado el Huascarán y escalando más de 20 cumbres vírgenes. Formó parte de la expedición castellana al Cáucaso de 1968 coronando la arista norte del Uschba. En 1970 consiguió alcanzar la cima del McKinley en Alaska. En 1973 y 1975 fue uno de los componentes de las expediciones que lograron el primer ocho mil para España, el Manaslu, en aquella ocasión D. Salvador superó la cota de

8.000 metros(1,2).

Cuando se consulta Entre los muchos datos sobre este insigne hombre de ciencia aparece: Salvador Rivas Martínez (Madrid, 16 de julio de 1935, 27 de agosto de 2020) biólogo, farmacéutico, botánico, pteridólogo, micólogo, profesor, montañero y alpinista español. Miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales(2). En esta información faltan muchas cosas, pero particularmente, la de que el Profesor Rivas fue miembro de número de la Real Academia Nacional de Farmacia, de la que llegó a ser el académico más antiguo con 45 años de servicio a tal Real Institución(3).

En su discurso de entrada en la Real Academia el seis de marzo de 1975(4) comenzó haciendo un laudatio de su antecesor el Excelentísimo Sr. D: Paulino Borrallo Nueda, que mantuvo la medalla 12 durante 40 años y que llegó a ser Presidente del Colegio de Farmacéuticos de Madrid y Presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos. Luego de forma magistral encauzó su discurso hacia la Sistemática Botánica la cual definió como: (sic) la ciencia que se ocupa de la clasificación y ordenación de los vegetales, así como de su variación, diversidad y de las relaciones de cualquier tipo que existen entre ellos. La  Taxonomía Vegetal, que algunos hacen sinónima a la Sistemática, sería la parte dedicada a fijar los criterios, técnicas y normas para la clasificación.

Después de un breve comentario de las clasificaciones prelinneanas y linneanas, se adentró de forma magistral sobre los conceptos filogenéticos, revisando aspectos de todas las partes florales. En su última parte del discurso, trató sobre el Código Internacional de Nomenclatura y de sus tres divisiones: I. Principios, II. Prescripciones obligatorias o «leyes», y

III.   Disposiciones relativas a su propia enmienda, así como de los tres apéndices especiales (nombres de híbridos, de familias y de géneros a conservar v rechazar) y dos guías (determinación de tipos y citación de la bibliografía). No faltó en su discurso la importancia de


 

mantener de forma permanente la nomenclatura y los mecanismos viables para proponer su modificación.

Tuve la oportunidad de conocer a Salvador Rivas cuando yo era Profesor Ayudante de Clases Prácticas en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense. Recuerdo a ese respecto una anécdota en el bar de la Facultad de Farmacia. Intentábamos D. Salvador y yo, cada uno por separado, abrirnos sitio, literalmente con los codos, en una barra plagada de personas que luchaban por conseguir un café. Yo notaba que alguien empujaba a mi izquierda y yo ponía todo mi esfuerzo empujando hacia la derecha, de pronto nuestros rostros se encontraron y para mis adentros dije un ¡cielos el Profesor Rivas! En aquel momento me imagine estaría para siempre en su lista negra, con las mayores dificultades para conseguir  una plaza fija en la Universidad Complutense, pero después de unos minutos, terminamos charlando de forma amigable, tomando aquel café que fraguó nuestra mejor relación. Desde entonces cualquier encuentro con él siempre fue cordial y cercano.

Pero particularmente recuerdo a Salvador, de catedrático joven, rebosante de energía, cuando coincidíamos en algunas comisiones. Veo como si fuera aquí y ahora al Profesor Rivas Martínez con unos planos en la mano hablando de “su” Jardín Botánico de la Universidad Complutense que estaría ubicado en el “páramo” ubicado entre las facultades de Farmacia y Biológicas, dejando a la derecha al Instituto del Frío y a la Central Térmica de la Universidad. Aquel reducto era un espacio que se había reservado en el Campus de Moncloa, antigua finca de la Moncloa, terrenos que hacia finales del siglo XVIII habían sido cedidos a la Corona y que en 1866 pasaron a ser propiedad del Estado. Posteriormente, la Junta de la Ciudad Universitaria, presidida en 1927 por el Rey D. Alfonso XIII, encargó al arquitecto D. Modesto López de Otero la planificación general del entorno, respetando una zona central en la que se ubicaría un Jardín Botánico(5).

Era aquel sueño, que se atribuye a la Reina Victoria Eugenia de crear un Jardín Botánico para la enseñanza de las plantas medicinales, un hecho que tuvo que esperar muchas décadas hasta estar en las manos de un Profesor Rivas meticuloso. Aún veo aquellos planos grandes, con esquemas perfectos. En ellos aparecían diferentes zonas geobotánicas perfectamente delimitadas para la enseñanza moderna de esta ciencia. No se trataba de enseñar y aprender detalles de un determinado árbol, sino de abrir nuevos horizontes mostrando que aquel árbol no estaba sólo, que junto a él otros representantes de genero vegetal formaban un ecosistema, sin olvidar al suelo, el gran artífice. Cuando hablaba, todo era aventura e ilusión “y aquí ira una representación de ……y allí … “. Luego algo que arrancó del sueño de un gran visionario quedo temporalmente paralizado por la penuria económica hasta


 

que, iniciado el nuevo milenio, surgió el actual Jardín Botánico Alfonso XIII de la Complutense que fue inaugurado el día 24 de octubre de 2001, abriendo sus puertas al público el 20 de noviembre de 2001(5).

Mis mejores ratos los disfruté con él en la Real Academia. No era hombre de diez minutos y le encantaba en pleno discurso incluir, de forma improvisada, una anécdota o un recuerdo, lo cual siempre me hacía esbozar una sonrisa. Cuando le solicité apoyo, siempre me lo dio. De aquel “creí que eras un alumno aventajado” en nuestra “pelea” en la barra del bar de la facultad, pasé a tener todo su respeto.

Salvador Rivas era el Académico más antiguo de la Real Academia Nacional de Farmacia: 45 años al servicio de la misma, con muchas intervenciones y actuaciones y con múltiples publicaciones en la revista Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia. órgano de expresión de esta Real institución. Recuerdo de él muchas anécdotas en el Salón rojo, actuando como Presidente de mesa en las elecciones de nuevos Académicos y de puestos de Relevancia en la misma.

Hoy solo me queda dedicarle, en este breve homenaje, una parte de un trozo de un poema que titulé “Huye amigo” y que escribí en plena “cuarentena” en abril del 2020.

 

……Pero amigo ten abierta / la puerta de tu alma, / mantenla abierta, / que no espere, /

y prepara el violín, / el chelo y los timbales. / Convoca trompetas y violas, / flautas, oboes y guitarras / y nada más observes / que ya llega / comienza a cantar / el himno a la alegría, / que ya de tristeza / largo vamos.

Y aunque siga el camino / sus sendas estrechando / no desfallezcas compañero / que ahora llegan / armonías / de un mundo nuevo.

 

Descansa en paz Salvador


 

D. Salvador Rivas Martínez, montañero Foto: es.wikipedia.org

 

Francisco José Sánchez-Muniz

 

 

Referencias

1.      https://es.wikipedia.org/wiki/Salvador_Rivas_Mart%C3%ADnez#:~:text=Salvador% 20Rivas%20Mart%C3%ADnez%20(Madrid%2C%2016,Ciencias%20Exactas%2C%20F

%C3%ADsicas%20y%20Naturales.

2.      Agencia EFE (28 de agosto de 2020). «Fallece Salvador Rivas, histórico montañero español». ABC (Madrid). Consultado el 7 de diciembre de 2020.

3.      Obituario. Salvador Rivas Martínez. https://www.ranf.com/noticia/obituario-salvador- rivas-martinez/

4.      https://www.ranf.com/wp-content/uploads/academicos/discursos/numero/rivas.pdf

5.      Navarro PC. La ciudad universitaria de Madrid. Editorial Complutense. Madrid. 1986.