CRÍTICA DE LIBROS

Crítica de Libros: Genio Indomable. Roberto Novoa Santos

Books Review: Untamable genius: Roberto Novoa Santos

 

Jesus M. Culebras

 

De la Real Academia de Medicina de Valladolid y del IBIOMED, Universidad de León. Académico Asociado al Instituto de España. AcProfesor Titular de Cirugía. Director, Journal of Negative & No Positive Results. Director Emérito de NUTRICION HOSPITALARIA, España

 

* Autor para correspondencia.

Correo electrónico: culebras@jonnpr.com (Jesus M. Culebras).

 

Recibido el 9 de marzo de 2019; aceptado el 15 de marzo de 2019.

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Como citar este artículo:

Culebras JM. Crítica de Libros: Genio Indomable. Roberto Novoa Santos. JONNPR. 2019;4(5):587-91. DOI: 10.19230/jonnpr.3034

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Culebras JM. Crítica de Libros: Genio Indomable. Roberto Novoa Santos. JONNPR. 2019;4(5):587-91.DOI: 10.19230/jonnpr.3034

 

 

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TITULO: Genio Indomable. Roberto Novoa Santos

Autor: Xosé Antonio Fraga

Editorial: Espacio Cultura Editores, La Coruña, España 2018

ISBN: 978-84-947919-3-2

Precio: 20 €.

 

Se ha presentado en la librería la Lumbre de la calle de Granada de Madrid, introducido por el historiador Rafael Huertas, Genio Indomable: Roberto Novoa Santos, de Xosé Antonio Fraga, con prólogo de Manuel Rivas. Ya conocíamos la figura de Novoa Santos, por testimonio directo hace más de sesenta años de mi abuelo y de mi padre, colaboradores suyos. Si ya me parecía atractiva la biografía de Novoa Santos, científico gallego, español y universal de principio del siglo XX, con la presentación del libro he redescubierto a un personaje excepcional por varios motivos: por la solidez del personaje, su reacción ante el entorno académico, social y religioso de una parte de Galicia retrograda y represiva de aquella época hostil... Se añaden en las descripciones de Fraga las circunstancias políticas, la Guerra Civil y la represión de la posguerra. Novoa Santos es con toda probabilidad merecedor de un conocimiento y reconocimiento social muy superior al que actualmente tiene.

 

Figura 1. De derecha a izquierda, Xosé Fraga y el historiador Rafael Huertas en el Acto de presentación en la librería La Lumbre

 

La niñez de Novoa, describe Fraga, estuvo marcada por sus orígenes humildes, madre costurera y padre sargento chusquero, por las ausencias de su padre en Cuba y, probablemente, por el impacto que le causaría el regreso de más de 30.000 soldados desamparados, harapientos, muchos de ellos heridos o mutilados, procedentes del desastre de la Guerra de Cuba. Casi con seguridad la mayor tragedia social sufrida por A Coruña en su historia. Solo de pensar en ello se nos hace un nudo en la garganta.

Uno de los pasajes más llamativos del libro es la descripción de la misoginia de Novoa, perfectamente tipificada en su ensayo "La Indigencia Espiritual de la mujer" escrito a los 23 años. No vamos a detenernos en ello, ya el titulo apunta la tendencia de las opiniones, pero valga como eximente de Novoa que otras figuras de la época, Marañón, Nietzsche, Schopenhauer, etc. hicieron en algún momento comentarios, cierto que no tan vehementes como los de Novoa, que en 2019 escandalizarían.

La trayectoria académica de Novoa fue brillantísima, con matrícula de honor en la práctica totalidad de las asignaturas y premio extraordinario fin de carrera. Novoa ganó la cátedra de Patología Médica de Santiago de Compostela en 1912 y la de Madrid en 1927, ciudad a la que se trasladó a principios de 1928. No está claro, en opinión de Fraga, si lo hizo por motivos académicos o para liberarse del panorama científico y social santiagués.

Describe Fraga como le tocó a Novoa soportar en Santiago un entorno profesoral de "señores" de la época, que lo eran porque además de las virtudes clínico asistenciales que se les suponían, tenían una profunda formación religiosa, gozaban de prestigio docente, poseían inclinaciones humanísticas y, lo más llamativo, poca preocupación general por publicar. Esto contrastaba vivamente con las ideas anarquistas de Novoa, su ateísmo patente... y publicar a lo largo de su vida más de 300 artículos, varios libros y un tratado ejemplar de Patología Médica que se reeditó varias veces, - la última ocho años después de su muerte - . Novoa Santos etiquetó su entorno como un ambiente de negruras y fue en todo momento muy crítico con las circunstancias del poder académico y social. Santiago de Compostela era una "ciudad triste y desconfiada" decía, remedando la recién estrenada obra de Benavente, La Ciudad Alegre y Confiada.

Durante su época en Santiago, Novoa fue considerado en todo momento un outsider, por sus orígenes humildes, por su pasado anarquista, por su ateísmo y por su exaltación de la rebeldía como virtud. Describe Fraga minuciosamente lo acontecido con ocasión de la apertura del Curso Académico de la Universidad de Santiago en 1920. Novoa Santos dictó un discurso sobre "El Problema del Mundo Interior" en el que se extendió ampliamente en el tema de la continuidad tras la muerte. La reacción del obispado una vez analizado el discurso no se hizo esperar: la jerarquía eclesiástica escribió varios artículos en los periódicos en defensa de la fe condenando rotundamente los contenidos del discurso de Novoa. En opinión del Clero los contenidos eran propios de un hereje por lo que mandó a los feligreses asistentes que entregaran la copia del discurso en el obispado para proceder a su cremación, como así se hizo. Este hecho era paradigmático del entorno religioso y opresivo en Santiago de Compostela (diferente a la Galicia contemporánea y moderna de A Coruña y Vigo) de principios del siglo XX. La Inquisición había desaparecido un siglo antes, pero todavía la Iglesia conservaba muchísimo poder, defendiendo a ultranza el monopolio de la educación y el control de los contenidos ideológicos en todos los lugares.

La poca preocupación por publicar de los catedráticos compostelanos contrastaba vivamente con la ingente productividad científica y filosófica de Novoa. En 1913, junto con otros catedráticos crearon la revista Galicia Medica siendo Novoa el principal impulsor. Por su rigor e interés, hubiera tenido mas proyección internacional, en opinión de Fraga, si el nombre no la hubiera encorsetado en una región española. Fue, no obstante una publicación científica, homologable a las mejores revistas técnicas de instituciones universitarias de otros países.

Hay que destacar también el Manual de Patología General en tres tomos en su primera edición de 1916, con cerca de dos mil páginas y aparecido en sucesivas ediciones. La última, póstuma, en 1948, con prólogo de Gregorio Marañón. Es una obra magistral, singular y excepcional de un catedrático "de provincias" de apenas treinta años que le hizo rápidamente y para siempre famoso, en palabras de Marañón. Con Novoa la medicina gallega consiguió una proyección externa muy superior a la que tenía.

 

Figura 2. Novoa Santos y sus alumnos en los Jardines de la Facultad de Medicina en San Carlos (hacia 1930). En primera fila, el segundo por la izquierda es Antonio Culebras Souto

 

El traslado de Novoa a la Universidad de Madrid supuso un cambio radical y una vuelta a empezar. Puede suponerse que las razones de este traslado serían probáblemente la suma de los motivos académicos y el peso del entorno social hostil de Santiago. Lamentablemente, duraría solamente cinco años, por la muerte prematura, cuarenta y ocho años, de Novoa de cáncer de estómago en 1933. Fue un periodo políticamente muy agitado en España con instauración de la Segunda República. Participó Novoa en la política, siendo nombrado diputado en Cortes. También fue una época de constantes viajes, invitado a conferenciar en muchos rincones de España y en el extranjero, en Cuba y Argentina, todo ello descrito de manera exhaustiva por Fraga.

Aun a pesar de su muerte prematura, Novoa fue perseguido después de la Guerra Civil, acusado de izquierdista y depurado post mortem, siendo todos su bienes incautados aunque llevara siete años muerto. Describe Fraga cómo la escuela médica creada por Novoa en su cátedra de Madrid fue desbaratada por la represión tras la Guerra Civil, siendo la práctica totalidad de sus componentes expulsados de la universidad y depurados por el Colegio de Médicos. Algunos marcharon al exilio, otros fueron encarcelados y, en el caso de José Manuel Calvelo, fusilado a final del año 1936.

El capítulo último del libro habla del olvido de Novoa Santos durante décadas, en opinión de Fraga por concatenación de diversas circunstancias, su pasado político, radicalmente contrario a la dictadura que siguió, la desaparición de su escuela y probablemente por insidias de antiguos colegas que con medias verdades y tergiversaciones de su vida y obra ocultaron parcialmente sus méritos. Un busto de Novoa Santos hecho en 1961 para la facultad de Medicina de Santiago desapareció y no volvió a ser localizado hasta el significativo año 1975, fecha en que se colocó en su ubicación actual, a la entrada de la Facultad.

También relata Fraga como, habiendo muerto los dos hijos de Novoa sin descendientes, desapareció la biblioteca personal y gran parte de documentación científica, lo que ha supuesto un gran obstáculo para reconstruir adecuadamente su biografía.

Las doscientas setenta y dos páginas, distribuidas en dieciséis capítulos, con un total de sesenta y una figuras y 351 pies de página recogidos al final del libro dan idea del ingente trabajo de investigación realizado por el autor. La difusión de este libro contribuirá a recordar la figura de Novoa Santos, uno de los clínicos españoles de mayor talla científica del siglo XX. La aparición de sucesivas ediciones, quizás corregidas y aumentadas, contribuirá aún más a su difusión.