Reseñas
Cartas a los que empiezan. El Trabajo Social desde la perspectiva relacional
Letters to beginners. Social Work from a relational perspective
Cartas a los que empiezan. El Trabajo Social desde la perspectiva relacional
Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, núm. 22, pp. 309-312, 2024
Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social
Maroto Ángel Luis. 2023. España. Ágora Editorial. 242pp.. 978-84-125655-5-3 |
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Título del libro: Cartas a los que empiezan. El Trabajo Social desde la perspectiva relacional
Book Title: Letters to beginners. Social Work from a relational perspective
Autor: Ángel Luis Maroto
Año de publicación: 2023
Páginas: 242
ISBN: 978-84-125655-5-3
Editorial: Ágora Editorial
Reseña realizada por Ana María Aguilar Manjón. Trabajadora Social. Expresidenta del Consejo General del Trabajo Social de España.
Hace 17 años que tuve el privilegio de presentar al autor del libro Homosexualidad y trabajo social: herramientas para la reflexión e intervención profesional (2006), Ed. Siglo XXI y CGTS, que hoy es referencia en la materia, el mismo que hoy firma el trabajo que intento acercar a quienes les interesa el ejercicio del trabajo social.
Hemos tenido que esperar 17 años para encontrarnos con un nuevo libro elaborado desde la autenticidad a la que, quienes conocemos a Ángel Luis Maroto Sáez, nos tiene acostumbradas. Ello no quiere decir que nos haya mantenido huérfanas de su virtud, pues esta impregna todo el trabajo realizado en colaboración con otras autoras y autores o en los diferentes artículos escritos a lo largo de estos años.
Hago mía una aclaración que Ángel Luis hace en la obra y que no es otra que adoptar la denominación femenina de las profesionales cuando se hace referencia a quienes se dedican al ejercicio de la profesión, pues como ya sabemos, se trata de una profesión feminizada.
Concluye su trabajo de forma categórica, afirmando que el trabajo social del siglo XXI será relacional o no será, así, tajante, yendo al origen del fundamento del oficio.
Presentado en forma epistolar, dirige sus reflexiones, experiencias, dudas y propuestas a las profesionales del trabajo social que empiezan, no sin soportarlas en una profusa relación de citas que ayudan a situarnos y por supuesto, a pensar. Pero esta dirección quizá no sea más que un guiño del autor para que, cada persona lectora, tome conciencia de que no hay otra forma de situarse en la existencia sino comenzando. De ahí que sólo desde el asombro, desde el dejarse sorprender y el extrañamiento ejercido sobre lo cotidiano podamos situarnos en la senda de la maestría a la que invita.
Un libro que hay que leer desde la tranquilidad, sin prisas, dispuestas a que cada una de las 27 cartas que conforman este ensayo se conviertan en motivo de reflexión y provoquen una respuesta en cada persona que lo lea, que promueva el debate, pero, sobre todo, que contribuya al desarrollo de un trabajo personal y profesional de quien se dedica o quiere dedicarse al trabajo social porque como él mismo expone en su “carta abierta” inicial, el acercamiento a este libro se produce “porque andas en búsqueda de respuestas a algunas dudas o ciertas cuestiones que, en relación con el trabajo social y su ejercicio te remueve sintiendo que, de momento al menos, no has dado con aquello que, de alguna forma, te deje satisfecho y que, al leer su título, su índice o la sinopsis, algo tuyo ha entrado en sintonía con lo que aquí se expresa”.
No, no piensen que se trata de un libro de autoayuda, tampoco un libro académico como lo entendemos. El autor lo concibe como el uso de la “narración literaria para ahondar en importantes disertaciones relacionadas con el ejercicio profesional de las trabajadoras sociales”. Y lo hace de forma magistral, con una gran base intelectual y una profundidad conceptual, de la que promulga su alejamiento necesario para basar la intervención profesional en la relación que se establece entre la persona usuaria y la persona profesional de manera recíproca, sin obviar la necesidad de ser consciente de los diferentes planos en los que dicha relación fluye en cada momento.
Aunque se hace necesario el conocimiento sobre los modelos, las técnicas y las herramientas, la obra no se ocupa de todo ello. Cada una de las cartas y las diferentes cuestiones que aborda en cada una de ellas, son planteadas desde la experiencia, desde su trayectoria profesional y vital. Por ello, comienza con una impactante carta de enunciación, en la que realiza una presentación sucinta de sus orígenes, de su familia y dinámicas, y por supuesto de una vida y de aquellos hechos o situaciones que han supuesto un crecimiento para él. Y de esta forma, se inicia en la narrativa del SER (PERSONA), animando a quienes están atendiendo la lectura, consideren la necesidad de embarcarse en ese proyecto, el más importante, si se proponen ejercer el trabajo social poniendo en el centro de las intervenciones, de los acompañamientos que realicen, lo relacional.
Y como no, la principal herramienta es la palabra o, mejor dicho, la comunicación. Alrededor de ella giran, las emisiones, las escuchas, los silencios. Todos con un enorme peso importante en la relación de ayuda y con un lugar y momento que, la trabajadora social debe saber manejar como base de una intervención dialogal; por lo que nos llega a definir como “artesanos del verbo, orfebres de la palabra”.
Pero también nos habla del humor, de los miedos, de la resistencia al cambio, de la vulnerabilidad, de la ternura, del poder sanador y de todo ello, en doble sentido, tanto desde la perspectiva de las personas usuarias como de la perspectiva de las trabajadoras sociales pues, como bien pone de manifiesto, se trata de la vida.
Vidas, las de personas usuarias y las nuestras que han de ser acompañadas como seres relacionales que somos y dentro de la mutualidad asimétrica de la que nos ilustra el autor, es posible que nos convirtamos en sanadoras heridas.
Estamos ante un texto sencillo, pero no simple, para el que es recomendable, al menos, una segunda lectura. Ella, supondrá una gran dosis de fuerza y ánimo para acometer un proceso de verdadera transformación que su autor recomienda se base en las tres actitudes básicas que propone Carl Rogers (congruencia o autenticidad, consideración positiva y aceptación incondicional), unidas al principio de la no-directividad. Proceso que podrá facilitar no sólo la transformación individual sino social.
Así pues, el trabajo social que promulga Ángel Luis, no es un trabajo social estandarizado. No se ocupa de la gestión de las prestaciones y ayudas únicamente, que vienen a ser, en determinadas situaciones, elementos necesarios. Huye de la relación fría y distante, pues de esta forma, el proceso de acompañamiento que puede ser transformador, sanador o curativo se tornaría imposible.
No olvida las técnicas y herramientas necesarias para el desempeño profesional del trabajo social, y los contextos, de forma llamativa, los despachos haciendo planteamientos rompedores que apartan la idea que hasta el momento mantenemos en nuestro ideario como espacios “serios y profesionales”. Y por supuesto, la importancia de las actitudes de quienes desempeñan esta profesión, que se tornarán más o menos facilitadoras para realizar acompañamientos que realmente sean percibidos como valiosos, fundamentalmente por las personas usuarias, pero también por las propias trabajadoras sociales. La lectura de esta obra no deja indiferente a nadie, hará reflexionar sobre los fundamentos de esta profesión, que hoy se tornan imprescindibles por la sociedad vertiginosa, individualista y neoliberal que está haciendo perder la perspectiva más humanista en gran parte de las actuaciones del ser humano.
Diría que casi es un atrevimiento, pero merece la pena. ¡Atrévase!