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Profesionales del Trabajo Social y resiliencia comunitaria en el ámbito rural con baja densidad poblacional
Profesionales del Trabajo Social y resiliencia comunitaria en el ámbito rural con baja densidad poblacional
Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, núm. 22, pp. 57-82, 2024
Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social
Recepción: 30 Enero 2024
Revisado: 16 Febrero 2024
Aprobación: 11 Marzo 2024
Publicación: 29 Marzo 2024
Resumen: El objetivo del trabajo es conocer la percepción de los y las profesionales del Trabajo Social sobre su labor en zonas rurales despobladas o en riesgo, relacionándola con la resiliencia comunitaria. Tras la realización de grupos de discusión, se efectuó un análisis de contenido-descriptivo de las respuestas de 28 profesionales del Trabajo Social que realizan sus funciones en estas zonas o con interés particular por ellas. Les preocupa la despoblación rural y ocupar adecuadamente su rol de incidencia política al respecto. Manifiestan realizar intervenciones que favorecen la resiliencia comunitaria en estas zonas, pero no identificarlas como tales en el ejercicio cotidiano. Expresan necesitar formación e información específica sobre el contexto y el enfoque resiliente. Valoran los pilares de la resiliencia comunitaria como apropiados para el desarrollo de capacidades en estas zonas. Plantean abrir canales de comunicación de calidad en los municipios, crear espacios seguros para la participación de las personas residentes y las de localidades vecinas, apostando por reunirles en torno a intereses comunes. Consideran importante contar con los recursos endógenos y el capital social, con la intención de potenciarlos. Confían en la participación, la cohesión y la construcción de lazos sociales. El impulso de actividades intergeneracionales se contempla como interesante.
Palabras clave: Trabajo Social, Despoblación, Rural, Resiliencia comunitaria, Profesionales.
Abstract: The objective of the work is to know the perception of Social Work professionals about their work in depopulated or at-risk rural areas, relating it to community resilience. After holding discussion groups, we made a descriptive content analysis on the responses of 28 Social Work professionals who perform their duties in these areas or with particular interest in them. They are concerned about rural depopulation and adequately occupy their role of political influence in this regard. They claim to carry out interventions that enhance community resilience in these areas but do not identify them as such in daily practice. They express the need for specific training and information about the context and the resilient approach. They value the pillars of community resilience as appropriate for capacity development in these areas. They propose opening quality communication channels in the municipalities, creating safe spaces for the participation of residents and those from neighbouring towns, aiming to bring them together around shared interests. They consider the importance to mobilize endogenous resources and social capital, intending to enhance them. They rely on participation, cohesion and the construction of social ties. The promotion of intergenerational activities is interesting for this.
Keywords: Social Work, Depopulation, Rural, Community Resilience; Professionals.
1. INTRODUCCIÓN
En el continente europeo se observan procesos de envejecimiento poblacional, disminución de personas jóvenes y baja natalidad, a los que en ciertos espacios geográficos se suman la pérdida de habitantes, dispersión territorial y baja densidad poblacional, suponiendo desafíos multidimensionales prácticamente para todos sus países (Bello, 2023, p. 125). Estas tendencias se reproducen en España, que presenta diferencias sustanciales entre sus regiones, incorporando un reto más a un fenómeno de por sí complejo (Collantes y Pinilla, 2022).
España es el país europeo con mayor número de celdas (espacios de 1km² que cubren el territorio de la Unión Europea) deshabitadas, por encima de países tales como Suecia (Eurostat, 2023). La densidad poblacional de los 4986 municipios españoles con menos de 1000 habitantes no ha parado de descender en las últimas décadas, situando al 86% en situación de despoblación (INE, 2023). Del total de 8131 municipios en el estado español, 3926 se encuentran situación de riesgo demográfico al cumplir con al menos uno de estos indicadores: densidad poblacional por debajo de 12.5 hab. /km²; pérdida de habitantes entre 2001 y 2018; variación residencial negativa desde 2011; saldo vegetativo negativo desde 2011 (Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico, 2020).
La despoblación es un fenómeno eminentemente rural, que responde a dinámicas estructurales y de largo recorrido, surgidas por el foco puesto en el desarrollo urbano (Bello, 2023, p. 125). La baja cantidad y calidad de oportunidades laborales, así como las dificultades en el acceso a servicios, incluso básicos, han dado lugar a un despoblamiento rural (Esparcia, 2019, citado en Soler y San Martín, 2022).
Ser una zona despoblada enfrenta a estas regiones a adversidades compartidas. Estas hacen más difícil el bienestar, el desarrollo y la sostenibilidad social, económica y medioambiental. Dichas adversidades y necesidades concretas han hecho aumentar la preocupación por la sostenibilidad demográfica de estas áreas. Acompañando este cambio de sensibilidad (Del Molino, 2016), han surgido iniciativas de diferente tipo y origen que buscan revertir o al menos minimizar los efectos de la despoblación. Entre ellas, destacan experiencias que utilizan el enfoque de la resiliencia comunitaria para hacer frente al fenómeno (Hernández et al., 2022; Pineda, 2019, p. 232). Proceden de las instancias gubernamentales, de entidades públicas y privadas, y también de las propias personas que residen en estas áreas rurales en riesgo por su baja densidad poblacional. La resiliencia comunitaria resulta clave para el impulso de estrategias colectivas de transformación que hagan frente a este desafío de carácter marcadamente sociopolítico (López y Limón, 2017).
La movilización de capacidades para la supervivencia, organizarse de manera novedosa o diferente tras sucesos adversos o calamidades, comprometerse con el desarrollo colectivo, generar nuevas redes de apoyo, construir positivamente sobre la adversidad viendo en ellas una oportunidad, y utilizar los aprendizajes para hacerse más fuertes a futuro, etc. suponen procesos resilientes a nivel comunitario (Alzugaray et al., 2018; Uriarte, 2013, p. 7; Suárez, 2008, p. 67). Desarrollada teóricamente en clave latinoamericana, su peso como estrategia de recuperación, adaptación y resistencia frente a desastres de origen natural y/o ambiental fue muy claro. Sin embargo, su evolución ha permitido que en la actualidad la resiliencia comunitaria se contemple también como estrategia para afrontar exitosamente cambios sociales inesperados, situaciones de riesgo psicosocial, la exposición colectiva a la desigualdad, a la pobreza económica, cultural, moral y política y a las múltiples dificultades de tipo social que se comparten en las comunidades, incluyendo la violencia (Alzugaray et al., 2018; Bonanno, 2012, p. 753).
Todas estas cuestiones, sumadas al aislamiento socio-emocional o la estigmatización, o a la poca variedad en actividades productivas, se han descrito de forma habitual como debilitadoras de las capacidades resilientes de las comunidades (Uriarte, 2013, p. 7).
Por el otro lado, los pilares que sí la mantienen y alimentan son: a. solidaridad, fruto de un lazo social sólido; b. la honestidad estatal, entendida en un doble nivel. Por un lado, como la legitimidad de los líderes políticos de diferente nivel, considerando que el gobierno es apropiado y sintiéndolo como propio, y por el otro lado, percibiendo su gestión como honesta, transparente, justa e imparcial.
De esta forma, la comunidad está más dispuesta a cooperar y a asumir los éxitos y fracasos que ocurren; c. la identidad cultural, que refiere al sentimiento de pertenencia y de un “nosotros”, que se fundamenta en las características culturales tales como costumbres, valores, demostraciones culturales, propias y distintivas de otros colectivos; d. el humor social, como capacidad de encontrar la risa en el drama para superarlo, aligerar el sufrimiento a través de un análisis objetivo de las situaciones ocurridas; y e. la autoestima colectiva, entendida como el orgullo por el entorno físico y también las producciones humanas de sus gentes, sintiendo satisfacción por la pertenencia a la propia comunidad (Melillo y Suárez, 2001).
De esta manera, la resiliencia comunitaria supone un elemento para la emancipación, dinamismo, participación, derechos humanos y justicia social, empoderamiento y reconocimiento de las fortalezas y recursos de las personas. Esto le aproxima directamente a las profesiones de la acción social y en concreto al Trabajo Social (Palma y Villalba, 2016). Interpelando también a sus profesionales. El Trabajo Social y sus profesionales son parte de la red básica territorial de atención social y por tanto suponen un recurso clave para la promoción de la resiliencia en las poblaciones que residen en estos contextos rurales en riesgo de despoblación. De hecho, vienen trabajando bajo este enfoque incluso no siendo conscientes de ello (Villalba, 2006, p. 466). Sin embargo, la identificación de las estrategias que utilizan, reconocerlas e incluso avanzar en su capacidad de replicación, puede ser fundamental para que el Trabajo Social ocupe un rol clave en estas comunidades que viven los procesos y efectos de la despoblación.
El Trabajo Social que se realiza en estas zonas geográficas, tiene especificidades que suponen un desafío para la profesión y que provocan el impulso de capacidades concretas en quienes la desarrollan. Muchas de ellas, se acercan al enfoque de la resiliencia comunitaria, sin embargo no son demasiados los estudios que indagan en esta cuestión. De por sí son reducidas las investigaciones sobre el Trabajo Social en ámbitos rurales, algo que se observa con aún más intensidad al incorporar la variable despoblación y el enfoque de resiliencia comunitaria en el ejercicio profesional (González y Ruíz, 2023).
En este marco, es relevante generar conocimiento sobre el que se puedan orientar las labores de intervención. Interesa identificar y analizar qué tipo de prácticas consideran como resilientes los y las profesionales que realizan sus labores en estos contextos geográficos y cómo consideran que podrían mejorarlas para aumentar esta capacidad comunitaria, ayudando a combatir la despoblación y sus efectos negativos. De ahí que el objetivo de este trabajo sea conocer las percepciones que los y las profesionales del Trabajo Social tienen sobre su trabajo en zonas despobladas o en riesgo de despoblación, poniéndolo en relación con la resiliencia comunitaria. Esto, con el fin de comprender mejor sus experiencias e ideas para estas áreas geográficas con baja densidad poblacional, pues suponen actores fundamentales en el desarrollo de estrategias que favorezcan el bienestar de las personas que en ellas residen.
2. METODOLOGÍA
2.1. Diseño del estudio
El estudio ha sido de tipo cualitativo, partiendo de que este enfoque ayuda especialmente a interpretar y comprender los fenómenos o hechos sociales según los significados, acciones y forma en la que se viven por las propias personas que los transitan (Piña, 2023). En esta línea, se han realizado grupos de discusión. Esta metodología ha sido la seleccionada pues permite construir un proceso conjunto de reflexión sobre las creencias, inquietudes y preguntas, en un espacio de confianza. Esto permite que las personas participantes sean el centro y reconocidas como agentes fundamentales para el conocimiento y transformación de la realidad (Mena y Méndez, 2009). Estos grupos promueven el diálogo, intercambio y discusión sobre un asunto concreto, a través de propuestas que estimulan el debate, con el objetivo de reflexionar colectivamente. Tienen la particularidad de hacer emerger apreciaciones, percepciones e incluso sentimientos que en principio estaban latentes (Silveira et al., 2015).
2.2. Las personas participantes
En el estudio han participado un total de 28 personas, de las cuales 22 eran mujeres y 6 hombres. Se trata de profesionales del Trabajo Social, que realizan sus funciones en el ámbito rural del territorio español o bien presentan un interés específico en el desarrollo de la profesión en estos contextos. Su selección se ha realizado a partir de la invitación voluntaria a la participación en el marco de un evento colegial de la profesión con alcance en todo el territorio español.
2.3. Procedimiento
La sesión de hora y media de duración fue dirigida por la investigadora, contando con una persona observadora. El trabajo comenzó con una breve explicación teórica sobre resiliencia comunitaria y contextos rurales españoles con baja densidad poblacional. En primer lugar, se explicó el fenómeno de la despoblación y de riesgo demográfico, y sus efectos concretos sobre el panorama español. A continuación, se explicó cómo en estos espacios geográficos amenazados o atenazados por la despoblación se despliegan, o podrían desplegarse, estrategias de resiliencia colectiva. Por este motivo, se abordó el concepto de resiliencia comunitaria, utilizando para ello el modelo de los cinco pilares de Melillo y Suárez (2001).
Una vez explicados estos conceptos y abordadas cada una de las dimensiones o pilares de la resiliencia comunitaria, se planteó su relación con el Trabajo Social. Se abordó cómo los pilares interpelan y a la vez pueden ser una útil estrategia para la profesión en estos espacios geográficos.
Tras las explicaciones, se solicitó a cada persona reflexionar brevemente sobre una estrategia o práctica que conociera o haya experimentado personalmente en el ejercicio profesional. Debían ser ejemplos de Trabajo Social en el ámbito rural, preferentemente en zonas despobladas. Para facilitar dicha reflexión personal se utilizó el esquema que se plantea en la siguiente ficha.
Ficha creada ad-hoc y utilizada para facilitar la identificación de prácticas profesionales en zonas rurales con baja densidad poblacional
Para realizar este taller necesitamos una reflexión previa sobre ciertas prácticas profesionales en zonas rurales escasamente pobladas o con baja densidad poblacional. Puede tratarse de prácticas, estrategias y/o experiencias que tú hayas vivido directamente, que hayas podido observar o que conozcas en tu labor profesional como trabajador/a social. Lo importante es que podamos explorar aspectos más particulares y concretos a través de ellas. Las analizaremos grupalmente y plantearemos conclusiones sobre cómo puede el Trabajo Social apoyar el fortalecimiento de las capacidades resilientes de estas comunidades.
Denominación del servicio desde el que se haya llevado a cabo la práctica, estrategia, y/o experiencia:
Coordinación profesional:
Localización geográfica:
Tiempo que viene desarrollándose el servicio:
Población total:
Presencia de servicios sociales (equipamientos, cantidad de horas, número de profesionales que trabajan en el municipio, etc.):
Estructuras de participación relevantes en el municipio:
Otros datos que puedan resultar de interés:
Número de personas que lo han experimentado (puede ser aproximado):
Tipo de servicio ofrecido bajo el marco de esta práctica/estrategia/experiencia (breve explicación): Tiempo que viene desarrollándose la práctica/estrategia/experiencia escogida como ejemplo:
Origen del ejemplo escogido (profesional, comunitario, grupos organizados…):
estaca algunos aspectos de la puesta en marcha de la práctica/estrategia/experiencia: Datos que puedan resultar de interés:
Fuente: Elaboración propia.
Tras algunos minutos de trabajo individual sobre la ficha, se procedió a la fase de trabajo grupal. Esta consumió gran parte del tiempo de la actividad. Se formaron cinco grupos de entre seis y siete participantes cada uno. El registro fue realizado a través de la puesta en común de las temáticas propuestas. Las investigadoras tomaron notas y una vez finalizada la sesión, trabajaron sobre las mismas para reunir todas las ideas del grupo. Estas fueron, tras el evento, enviadas a las personas participantes a través de correo electrónico para confirmar su acuerdo con las notas y reflexiones.
Se propuso a las personas participantes que realizaran un análisis de los ejemplos identificados individualmente bajo el enfoque de las cinco capacidades fundamentales de las comunidades resilientes de Melillo y Suárez (2001). A cada grupo se le dio un papel en el que debían responder conjuntamente a la pregunta ¿Qué ha hecho el Trabajo Social en relación a…? y se subdividía para cada uno de los pilares de la resiliencia comunitaria (autoestima colectiva, identidad cultural, humor social, honestidad estatal, solidaridad). A partir de las respuestas individuales de las personas participantes, los grupos debían ofrecer ejemplos concretos de aportaciones del Trabajo Social para cada una de las dimensiones.
A continuación, se realizó la puesta en común del trabajo de los grupos y se plantearon las conclusiones. De esta forma, cada grupo realizó una breve exposición del análisis realizado y se compartieron las reflexiones de cuáles son los mecanismos puestos en práctica desde el Trabajo Social para fomentar la resiliencia comunitaria. Se fueron planteando conclusiones grupales que fueron apuntadas en un papel grande a la vista de todo el grupo.
En última instancia, volvieron a trabajar en un solo grupo pero esta vez para responder a la pregunta ¿Qué puede hacer el Trabajo Social en relación a…? y se subdividía para cada uno de los pilares de la resiliencia comunitaria. En este caso, se podían plantear estrategias, acciones, ideas completamente nuevas o algunas que complementaran y/o mejoraran las que se habían planteado como respuestas a la pregunta de qué ha hecho ya el Trabajo Social. Al finalizar esta fase, se obtuvo no solo un análisis de de las experiencias previas o que ya están ocurriendo, sino que también se abordó cómo puede el Trabajo Social apoyar el proceso de fortalecimiento de la capacidad resiliente de las comunidades rurales, con planteamientos concretos al respecto.
2.4. Análisis de datos
Con la finalidad de responder al objetivo planteado, se realizó un análisis de contenido de las respuestas de los y las profesionales participantes en el grupo de discusión. Este ha dado lugar a un informe de investigación que se estructura en torno al tema de relevancia. De este análisis han emanado categorías que se han ordenado para expresar diversas facetas y aspectos del tema abordado. Por otra parte, se han incluido citas textuales que sintetizan, representan ideas clave o bien son especialmente significativas, con elaboración e interpretación por parte de la investigadora para su contextualización.
3. RESULTADOS
Los resultados se presentan atendiendo a la secuencia que se siguió durante el desarrollo del grupo de discusión. De esta forma, todas las cuestiones que han emanado de la breve exposición teórica efectuada, de los grupos reducidos y posteriormente las generalizaciones realizadas con el total de personas participantes, se presentan según el orden en que surgieron durante el grupo de discusión.
Durante la fase de exposición teórica por parte de la facilitadora, se observó un interés especial por parte de los y las profesionales participantes en conocer datos sobre despoblación en el territorio español. Los y las profesionales manifestaron una gran preocupación por el fenómeno, que pasa por cuestiones personales y también del ejercicio de las funciones laborales.
En varios casos, ambos aspectos se entrelazan y se trata de profesionales que desarrollan su labor en municipios de baja densidad poblacional donde han nacido, o pasado numerosas épocas durante su niñez o juventud. También, algunas de estas personas explican que tienen a sus padres o a sus familias viviendo en territorios de estas características y que por ello el tema les toca muy de cerca. Explicaron que trabajar en contextos geográficos de estas características supone desplazarse muchas horas por carretera, muchas veces en soledad. Destacaron que muchas veces no cuentan con los recursos necesarios para hacer su trabajo de la mejor forma posible, que la presencia en los municipios pequeños suele ser insuficiente.
Sin embargo, lo que mencionaron como motivo principal para participar en la actividad fue conocer mejor el constructo de resiliencia comunitaria, en una doble variante. En primer lugar, plantearon la necesidad de conocer cuáles son las características o capacidades desarrolladas por las comunidades resilientes. En segundo lugar, suscitaron especial interés la efectiva identificación de prácticas con enfoque resiliente que ya están llevando a cabo como profesionales y cómo mejorar dichas prácticas para hacerlas aún más favorecedoras de la resiliencia comunitaria.
En la primera pregunta, ¿qué ha hecho/hace el Trabajo Social en relación a la Resiliencia Comunitaria?, las personas participantes contestaron, en términos generales, que seguramente mucho pero que es escasa la identificación y puesta en valor de dichas prácticas. En este sentido, destacaron aspectos como fortalecer la confianza de los y las profesionales en que su trabajo en estas áreas geográficas despobladas o en riesgo de despoblación tiene una misión clave. Consideran que muchas veces no tienen suficiente seguridad en que sus intervenciones pueden favorecer la resiliencia comunitaria y tener un impacto en estas zonas y en las personas que en ellas residen.
Al trabajar en la respuesta a esta primera pregunta en grupos reducidos, salieron a la luz cuestiones relacionadas con el fomento de la participación en cantidad y calidad. Esto pasa por la realización de intervenciones, pero también el apoyo a las iniciativas que ya están puestas en marcha en estos territorios. Consideran que el Trabajo Social realiza una labor basándose en las fortalezas ya existentes y en las capacidades que ya se han venido desarrollando y no centrada en déficits o carencias, al menos en la mayoría de las ocasiones. También plantean que potencian canales de comunicación dentro de los municipios y con otros municipios de los alrededores, intercambiando y estableciendo sinergias entre los agentes que operan en ellos. Confían en el trabajo intergeneracional y el apoyo mutuo y plantean utilizarlo como herramienta para favorecer la resiliencia comunitaria. Consideran especialmente importante que se dé honestidad estatal, gubernamental pero también que los y las profesionales sean capaces de ajustar las expectativas a las realidades de los servicios sociales que pueden ofrecer en estos espacios geográficos.
De acuerdo a las diferentes dimensiones o pilares de la resiliencia comunitaria, aquí se observan algunos ejemplos de respuestas de los grupos reducidos y la posterior generalización realizada por el grupo en conjunto con el objetivo de conceptualizar dichas respuestas:
Pilares | Ejemplos de respuestas | Generalización/Conceptualización | ||
Autoestima colectiva | - Realización de presupuestos participativos con infancia pues son presente y debe atenderse a su capacidad de proponer y participar. | - Facilitar la construcción y mantenimiento de espacios de escucha y comunicación, pues solo así es posible demostrar que las capacidades ya existen y que solo hay que sacarlas a la luz. | ||
- Mesa de agentes sociales que trabaja desde la humildad, entendiendo que no se puede trabajar en soledad. | - Poner en valor las capacidades de la ciudadanía, tú puedes! | |||
- Desarrollo de grupos de mujeres, lo que facilita la cohesión social, el sentimiento de pertenencia y el orgullo de grupo. Animarlas a empoderar su propio municipio. | - Empoderamiento de las mujeres. | |||
- Residencias de mayores, talleres en pueblos, proyectos con juventud en los que se siente respaldada y protagonista. | -Trabajo y empoderamiento de las personas mayores. | |||
- Partir de fortalezas y recursos comunitarios. | - Fomento de la creación de asociaciones en estos municipios. | |||
- Proyecto Historia del arte desde perspectiva de género. | - Realizar Trabajo Social comunitario. | |||
- Apoyo a personas mayores, mejorando la autoimagen del pueblo sobre sí mismo. | ||||
Identidad cultural | - Mujeres en arte. Formación para mujeres mayores de 65 años (aprendizajes desde el arte, comparten experiencias y resiliencia, espacios de solidaridad). | - Establecimiento de canales de comunicación en estos municipios. | ||
- Utilizar la identidad cultural del pueblo como "pegamento". | - Promoción de redes y sinergias que destacan los valores y lo característico de cada zona rural. | |||
- Proyecto joven: la nacionalidad se diluye y se empodera el concepto de vecino/a del pueblo. | - El trabajo social ayuda a "ver al otro como bueno", generando una identidad común y compartida positiva. | |||
- Conectar a personas con intereses comunes desde la profesión. | - "Estamos en el mismo barco". Nadie va a venir a solucionar nuestro problema. | |||
- Transmisión de tradiciones. | ||||
- Intercambio de información. Mitos culturales que se disuelven. Confianza genuina. | ||||
- Asociación en el pueblo: fomenta las fiestas, tradiciones culturales propias de ese pueblo y/o alrededores (artesanía…) y conocimiento de hechos pasados (antiguos alcaldes, tiendas…) | ||||
- Café con mujeres (centro de salud): detectar la situación de mujeres, compartir, encuentros interculturales. | ||||
- Proyecto participativo "Barrio El Polvorín". | ||||
-"Entreparques". | ||||
Humor social | - Asociación cultural: organizan actividades en Carnavales, se disfrazan… | - Libertad de expresión en todas las actividades, iniciativas e intervenciones que se realicen desde el Trabajo Social. | ||
- La risa ha sido siempre transversal en nuestras reuniones, algunas venían y participaban por eso! | - Humor terapéutico, la risa como cuestión transversal. Entender que es un valor añadido tomarse las cosas con humor a la hora de realizar intervenciones sociales en contextos de despoblación y rurales en general. | |||
- Acompañamiento haciendo uso de estrategias que utilizan el humor para hacer mejores los problemas. | ||||
- Se hacen actividades desde lo lúdico. TS comunitario, servicio convivencia e intercambio entre barrios. | ||||
- Organización de talleres grupales que utilizan el humor para hablar de cuestiones que preocupan a la gente (risoterapia, teatro social…) | ||||
Honestidad estatal | - Se implica a los tres protagonistas: vecinos/as, técnicos/as y políticos/as. Trabajo Social Comunitario. | - La profesión suele considerar su influencia política. | ||
- Uso de recursos de los ayuntamientos para necesidades de la intervención social y servicios sociales (ej. furgonetas) | - Generalmente somos claras/os respecto a las expectativas y logramos que haya un ajuste respecto de los recursos existentes y de las alternativas viables. | |||
- Ajustar expectativas: "esto es lo que hay, cómo lo hacemos?". | - Solemos evitar la "mala leche comunitaria", buscando encontrar lo positivo a pesar de situaciones adversas. | |||
- Ajustar expectativas desde la honestidad, claridad, horizontalidad. | - El Trabajo Social y sus profesionales suelen estar abiertos a las decisiones de las personas con las que trabajan y asumirlas para trabajar desde ellas. | |||
- Compartir locales municipales o autonómicos. Al servicio de la ciudadanía. | - Trabajo en rural. Administración. 3er sector. | |||
- Facilitador sociocultural (El Real de San Vicente OCLM Rural). | ||||
- Mediación institucional + ciudadanía + técnicos. M. Marchioni. Recursos por la comunidad. | ||||
- Presupuestos participativos. | ||||
Solidaridad | - Proyecto con jóvenes. | - Fomento del voluntariado entre el vecindario para acciones variadas. | ||
- Apoyo a las personas mayores. Otras personas del pueblo que como "voluntariado" les visitan y acompañan. | - Creación y mantenimiento de bancos del tiempo. | |||
- Red de ayuda entre ellos. Ayuda real!! en el día a día. | - Creación y mantenimiento de espacios de apoyo mutuo que ayuden a generar puentes, vínculos y redes. | |||
- Hoy por ti, mañana por mí. Si no puedes, yo te ayudo. | ||||
- Las personas participan, analizan y realizan diagnóstico. Hacen propuestas y las llevan a cabo. | ||||
Fuente: Elaboración propia a partir del análisis de los datos obtenidos durante el grupo de discusión. | ||||
En la segunda pregunta, ¿qué puede hacer el Trabajo Social en relación a…? las personas participantes trabajaron directamente con todas las demás, sin elaborar las respuestas en grupos reducidos. En este caso, muchas de las cuestiones destacadas relacionaban directamente con las previamente expresadas respecto de la pregunta anterior. Siendo, de alguna manera, formas de mejorar esas prácticas para hacerlas aún más favorecedoras de la resiliencia comunitaria. O incluso algunas ideas para transformarlas en promotoras del enfoque resiliente en estos colectivos.
Respecto a cada uno de los pilares de la resiliencia comunitaria según el modelo teórico previamente planteado, surgieron diferentes ideas. Para la dimensión de autoestima colectiva, consideran que el Trabajo Social que se realiza en estas zonas rurales despobladas o en riesgo de despoblación debe tener un enfoque eminentemente comunitario, incluso cuando se trata de intervenciones individuales y familiares. Contar con los recursos endógenos de la propia comunidad y "partir del capital" que ya existe en estos colectivos a la hora de trabajar con ellos. También mencionaron "fijar una mirada positiva sobre las comunidades, siendo capaces de observar fortalezas de las mismas". Esto con el objetivo de alimentar una autoimagen positiva de la comunidad que les empodere y aumente sus oportunidades de hacer frente a la despoblación y otras posibles adversidades compartidas.
En lo referente a la identidad cultural plantearon que solo puede lograrse a través de una comunicación de calidad y abierta en los municipios. Consideran que los y las profesionales tienen mucho que hacer en este sentido, al conocer bastante estos territorios y a las gentes que les habitan. Por esto, podrían por ejemplo "conectar según intereses" a diferentes personas y también grupos. Y en este sentido mencionaron que al trabajar en diferentes municipios de una misma zona, podrían hacer lo propio con personas que residen en pueblos vecinos, tratando de conectarles, generar espacios comunes y sinergias. Así, han mencionado que debe favorecerse la "identificación de aspectos comunes de las personas que residen en estos espacios geográficos para potenciar su identidad y sentimiento de pertenencia" y la "identificación de potencialidades comunitarias y también individuales".
Para favorecer el pilar de humor social de la resiliencia comunitaria, consideran fundamental la "creación de espacios seguros para el humor y en general. Las personas deben poder participar en confianza". En este sentido, piensan que los y las trabajadoras sociales tienen un rol importante en la constitución de estos espacios, pero sobre todo en su desarrollo en un clima de libertad y seguridad que les permita forjar relaciones de apoyo social en los diferentes municipios y con los pueblos vecinos.
En lo referente a la honestidad estatal, plantean que el Trabajo Social debe tener muy claras y definidas sus capacidades de influencia política. Piensan que la profesión tiene canales y fortalezas para comunicar lo que está ocurriendo en estas zonas, pero sobre todo para plantear cuáles con los intereses y las necesidades de las comunidades. También consideran importante realizar "acciones de transparencia, tales como asambleas en las que se expliquen los gastos sociales, los gastos de la asociación…".
Por último, en lo que refiere a la solidaridad, surgieron ideas que sobre todo tienen que ver con poner en valor recursos que ya existen en estas comunidades y que quizás no son tan frecuentes en otros espacios geográficos más masificados, por ejemplo. Así, apuestan por proyectos que reúnan a diferentes grupos de edad para generar vínculos que respondan a las problemáticas y adversidades que se presentan en las zonas rurales con baja densidad poblacional.
4. DISCUSIÓN
La presente investigación tuvo como objetivo conocer las percepciones que los y las profesionales del Trabajo Social tienen sobre su trabajo en zonas despobladas o en riesgo de despoblación, poniéndolo en relación con la resiliencia comunitaria. El trabajo buscó explorar ideas, iniciativas, proyectos, programas, estrategias, enfoques que se vienen desarrollando desde el Trabajo Social en estas zonas. Incorporando, además, la reflexión sobre posibles áreas de mejora en estas prácticas. Respecto de los y las profesionales participantes en el grupo, destaca su preocupación por el fenómeno de la despoblación en estas zonas, haciendo hincapié en la escasez de recursos y alternativas para las personas que en ellas residen. Se destaca, en este sentido, cierta imposibilidad en desmarcar ambas facetas, la personal y la profesional. Existen vínculos potentes, pasados y vigentes, de estas personas con los territorios y esto produce que la acción profesional no pueda desligarse de la personal. Algo que, según ellas mismas, puede dificultar la intervención a la vez que aumentar el compromiso en la realización de su labor. En este sentido, manifiestan que el rol fundamental de la profesión en estos contextos debe pasar por utilizar bien su capacidad de incidencia política. Esto resulta coincidente con trabajos previos que resaltan la labor de incidencia en las políticas sociales como función crucial de las y los profesionales del Trabajo Social. Los cambios demográficos y las políticas sociales que se están implementando impactan sobre los derechos humanos y el bienestar de las personas usuarias. Por esto, los y las profesionales deben recibir formación e información específica que les permita ejercer sus funciones de promoción de políticas sociales positivas y transformadoras con eficiencia y seguridad (Martínez y Mateo, 2014). El Trabajo Social, a través de sus profesionales, tiene que ser agente activo y asumir un rol mediador entre las necesidades y derechos y la toma de decisiones al respecto (Cordova et al., 2021). Esto supone, entre otras cuestiones, recibir u obtener información y formación sobre estas zonas y sobre la situación específica del municipio o región: recursos, entidades, redes, necesidades, fuentes, ruralidad, regímenes específicos, etc. Sin embargo, también sería relevante que reciban u obtengan formación e información sobre derechos humanos, enfoque resiliente en la labor profesional y promoción de la resiliencia comunitaria en el ámbito rural, entre otras. Sin olvidar que se trata de un desafío de carácter sociopolítico que puede presentar mejoras con enfoques tales como el de la resiliencia (López y Limón, 2017).
Otra cuestión manifestada es la función primordial de acompañamiento de los procesos comunitarios que se generan en las comunidades. También por ello, se comprende como fundamental que los y las profesionales del Trabajo Social conozcan en profundidad el tejido asociativo, los movimientos sociales, las entidades y sus proyectos para desarrollar mejor esta función. Esto implica diagnósticos de calidad. Construidos desde la perspectiva de los mismos como proceso y como instrumento transformador al involucrar a las propias comunidades en su valoración y decisiones relevantes (Ferrer et al., 2017). Se trata, entre otras cuestiones, de avanzar conjuntamente en la construcción, mantenimiento y fortalecimiento de las comunidades rurales como sujetos políticos (López y Palma, 2022). Para esto, se presenta indispensable la presencia de los equipos profesionales, y en especial de la profesional de referencia, en el territorio. Existen conocimientos que no pueden extraerse únicamente desde la revisión documental o la participación puntual en eventos concretos, sino que necesitan de un acercamiento a la realidad y dinámicas cotidianas. En este sentido, es importante que los y las profesionales cuenten por tanto con posibilidades de permanencia en el territorio, con tiempos adecuados para la realización de sus actividades y estabilidad en el puesto de trabajo. Las intervenciones de estos espacios geográficos necesitan, más que en otros, considerar la relación de las personas con el entorno en el que habitan.
En esta misma línea, se observó una intención de respaldar teóricamente iniciativas, proyectos, enfoques, estrategias y aplicaciones prácticas que ya están desarrollando en sus respectivos contextos de trabajo. De esta manera, se hace indispensable el aprendizaje permanente, la formación y la actualización de las profesionales, que les permita acompañar desde la profesión los procesos de base comunitaria con solvencia.
Esto, está en línea con el interés manifestado por utilizar los aprendizajes que en el ejercicio profesional adquieren gracias a las personas usuarias. Obtienen, gracias a la interacción con ellas, un repertorio de herramientas útiles para enfrentar las adversidades que, en muchas ocasiones, utilizan con otras personas con las que trabajan (Villalba, 2006, p. 466). Lo mismo debiera ocurrir con las comunidades. Sobre todo aquellos/as profesionales que tienen la oportunidad de ejercer profesionalmente en diferentes municipios de características similares. Podrían oficiar como trasvase de dichos conocimientos, estrategias, capacidades, herramientas, iniciativas, formas de proceder o de enfrentar el fenómeno de la despoblación y sus efectos. El Trabajo Social Comunitario aparece aquí como imperativo ético, para volver a cuidar la labor de organización y progreso social en las comunidades. El Trabajo Social Comunitario podría "utilizar la adversidad compartida" que supone la despoblación como fundamento para abandonar el Trabajo Social puramente individual y fortalecer la resiliencia de las comunidades que la enfrentan (Gimeno y Álamo, 2018).
Los y las participantes plantean como posible mejora el incluir el análisis de la variable resiliencia comunitaria a la hora de diseñar acciones de intervención social. Refieren a que en estos contextos puede resultar especialmente valioso considerar el impacto en la resiliencia comunitaria de intervenciones sociales incluso de carácter individual o familiar, sobre todo si estas implican fortalecer la resiliencia en estos niveles. Los vínculos entre la resiliencia individual y la comunitaria son notables y especialmente importantes en comunidades vulnerables que se enfrentan constantemente a adversidades, tales como estas (Negrín et al., 2023). Pero además, puede resultar un revulsivo que a la hora de diseñar este tipo de intervenciones individuales y familiares, se contemple hacerlo bajo el enfoque de la resiliencia comunitaria, para utilizarla como instrumento y a la vez potenciarla. En contextos geográficos de tamaño pequeño como estos, seguir este paradigma podría ser especialmente útil y notorio. Supondría una práctica de fácil implementación e interesantes alcances.
Según la perspectiva de la psicología del desarrollo y la salud mental, la construcción de resiliencia se basa en el impulso de fortalezas colectivas. Haciéndolo mediante la participación, la acción y la auto-organización, y atendiendo a la identidad, al conocimiento adquirido, una gobernanza cooperativa, liderazgos potentes, diversificación económica y el establecimiento de redes sociales (Berkes y Ross, 2013). Esto resulta coincidente con la tendencia observada entre los y las participantes de afianzar la autoestima colectiva a través de la participación comunitaria de diferentes grupos de edad y sobre todo consiguiendo la intergeneracionalidad en las iniciativas diseñadas y puestas en marcha en estas comunidades. La realidad demográfica de estas zonas exige programas novedosos que faciliten el encuentro, el apoyo social y la solidaridad entre las diferentes generaciones, pues se han observado como los más efectivos para mejorar la calidad de vida y percepción de bienestar de las personas (Morcillo, 2021, p. 106). Los y las profesionales constatan que la participación y la promoción de la integración social, la cohesión y la interconexión, y contar con el apoyo de los demás resulta vital en estas áreas. Algo que coincide con estudios previos, que mantienen que estas cuestiones aportan también a la percepción de dominio comunal y eficacia personal, consiguiendo comunidades más resilientes (Alzugaray et al., 2018).
La resiliencia comunitaria se asocia a un clima socioemocional positivo de confianza, solidaridad y libertad para expresarse, compromiso y lazos sociales (Uriarte, 2013, p. 7). Los resultados indican que las y los profesionales que realizan su labor en estos ámbitos geográficos, consideran fundamental conseguir que los grupos se conformen y sobre todo se consoliden, manteniéndose en el tiempo. Para ello, confían en uno de los pilares de la resiliencia comunitaria para alcanzarlo.
Concretamente se centran en el humor social como estrategia a potenciar en las acciones que realizan, intentando que mediante el mismo se fortalezca la resiliencia de las comunidades. El humor hace repensar la realidad y buscarle sentidos distintos. Utilizarlo en las intervenciones sociales e intentar reforzarlo en las comunidades, es una forma más para apoyar su empoderamiento y emancipación colectivas. Esto puede servir, además, para favorecer la identidad cultural de dichos colectivos, al partir de intereses comunes y valores compartidos.
Es fundamental, tal y como comentaron los y las profesionales de forma unánime, partir de los recursos endógenos y el capital social de estas comunidades rurales despobladas o en riesgo de despoblación. Partir del análisis de estas variables y encontrar los mejores mecanismos para potenciarlas. Sin dudas, la participación de diferentes agentes y realizar acciones conjuntas, aumentará el apoyo social, la solidaridad y por ende la resiliencia comunitaria, facilitando el enfrentamiento de las adversidades compartidas (Pastor, 2012, p. 91). Pero además, favorecerá las capacidades preventivas frente a adversidades futuras que se presenten. Cuestión clave en una concepción empoderadora de la resiliencia comunitaria (López y Palma, 2022). Y que contribuye, de forma simultánea, a aumentar la autoestima colectiva y a conseguir los fines transformadores del Trabajo Social.
Este trabajo tiene como limitaciones que el número de participantes es reducido y no se pueden generalizar los resultados. A pesar de ello, se ha procurado profundizar en las aportaciones para esbozar la realidad del fenómeno.
5. CONCLUSIONES
Para mitigar o reducir los efectos de la despoblación es importante que todas las personas asumamos nuestro rol: las propias comunidades, quienes trabajan en las entidades que en ellas operan, las autoridades políticas y también los y las profesionales del Trabajo Social. En correspondencia con el objetivo planteado, el trabajo ha permitido conocer la percepción de estas y estos profesionales sobre su trabajo en zonas despobladas o en riesgo y el enfoque de la resiliencia comunitaria.
Los resultados apuntan a que la resiliencia comunitaria se viene fortaleciendo gracias a las intervenciones de la profesión, incluso sin ser conscientes de ello. Los y las trabajadores/as sociales consiguen diseñar e implementar acciones que fortalecen a las comunidades y que les acompañan para enfrentar adversidades compartidas, tales como la despoblación de sus municipios. De aquí la primera de las áreas de mejora, que pasa por la identificación de dichas intervenciones como favorecedoras de la resiliencia. Para ello, se hace indispensable que los y las profesionales dispongan y/u obtengan información y formación especializada sobre el constructo, sus dimensiones, pilares, y se trabaje sobre fórmulas y estrategias para su fortalecimiento. Esto deberá complementarse con formación e información específica sobre el territorio y sus habitantes.
Se detectan espacios de mejora que pasan sobre todo por fomentar la participación, la construcción de lazos sociales, la confianza y la solidaridad, incluso cuando las intervenciones sean de carácter individual y/o familiar. A la luz de estos hallazgos, el impulso de actividades intergeneracionales desde el Trabajo Social puede ser un revulsivo especialmente interesante. Estas intervenciones deberán, además, mantenerse en el tiempo para así no propiciar un sentimiento de abandono en estas personas y comunidades.
Por último, se hace necesario que el Trabajo Social asuma su rol de incidencia política. Sus profesionales deben, por tanto, equilibrar sus funciones de intervención social con su papel de agentes activos en la transformación social y de las causas que perturban el bienestar de estas comunidades.
Este estudio plantea un escenario en el que hace falta profundizar. Comprender los procesos resilientes de las comunidades rurales despobladas o en riesgo de despoblación pasa principalmente por dos cuestiones. Por un lado, por observar y analizar las prácticas que los y las profesionales están realizando en estos territorios. Por este motivo, futuros estudios podrían continuar la línea de este, aumentando el número de profesionales participantes o incluso encaminándose hacia enfoques cuantitativos, que completen la información sobre el impacto de la labor profesional sobre la resiliencia comunitaria en estas zonas. Por otro lado, futuros estudios deberían incorporar también la perspectiva de los individuos y de las propias comunidades rurales despobladas o en riesgo, analizando su percepción sobre la resiliencia comunitaria y la labor de los y las profesionales de la acción social. Pudiendo incorporar de manera específica la percepción de las personas usuarias de los servicios sociales, para así establecer comparativas.
6. AGRADECIMIENTOS
A las y los Trabajadoras/es Sociales participantes en el estudio, que colaboraron con la aportación de sus experiencias personales y profesionales en los grupos de discusión a la realización de esta investigación.
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