Reseñas

Gracias por mi vida

Tomás Fernández García
AICTS, España

Gracias por mi vida

Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, núm. 21, pp. 285-290, 2024

Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social

Libro: Gracias por mi vida

Portada del libro Gracias por mi vida
Portada del libro Gracias por mi vida
Editorial La Esfera de los Libros

Autor: Benito Rabal

Año de publicación: 2023

Páginas: 322

Editorial: La Esfera de los Libros

ISBN: 978-84-1384-659-0

Reseña realizada por Tomás Fernández García

No es necesario ser el mejor historiador para escribir un excelente libro de una parte significativa de los últimos 80 años de España, no es necesario ser el mejor biógrafo para narrar las mejores memorias de una familia, no es necesario ser un destacado sociólogo para reflejar como ha sido la sociedad española de los últimos setenta años, y no es necesario ser un erudito académico para realizar una fantástica descripción cualitativa de una parte de la memoria de nuestro país.

El libro “Gracias por mi vida” editado por La Esfera de los Libros (2023) escrito por Benito Rabal, reúne todas estas cualidades, porque a través de sus páginas descubrimos un magnífico autor, además de director de cine, guionista, productor o poeta, con una trayectoria impecable por la que ha cosechado importantes premios nacionales e internacionales a lo largo de su vida.

Desde que nació Benito fue impregnándose del mejor manantial personal, familiar e intelectual de sus padres; Paco Rabal y Asunción Balaguer. Dos grandes actores comprometidos con su familia, sus profesiones y con las personas que se cruzaron por sus caminos. Dos excelentes personas que intentaron sobrevivir en un entorno político y socialmente asfixiante desde que finalizó la guerra civil española.

Una España pobre en todos los sentidos que diariamente intentaba recuperarse del golpe de estado de Franco; donde la democracia fue sustituida por la dictadura y el acatamiento a la ley por las armas. El desprecio por la vida llevó a los golpistas a fusilar a miles de republicanos que amaban la libertad, además de eso, centenares de miles fueron condenados a la cárcel y torturados por los verdugos del régimen.

La corrupción, el estraperlo o el mercado negro formaban parte de la vida diaria de la época, con una situación económica insoportable. Aunque existían las cartillas de racionamiento, la precariedad laboral y los escasos ingresos que llegaban a algunas familias solo les daba para sobrevivir, pero en esta situación de abandono, la dictadura franquista trato de ocultar el hambre y sus efectos, porque en la sociedad española de los años 40 y 50 se produjeron miles de muertos por inanición, así como centenares de miles de niños desnutridos, hombres y mujeres famélicos y ancianos enfermos de avitaminosis, tifus o tuberculosis.

El fenómeno del hambre y de la pobreza fue posteriormente representado magníficamente en obras literarias y cinematográficas con novelas como Nada (Laforet, 1945), La Colmena(Cela, 1950), Tiempo de Silencio (Martin Santos, 1962), La Plaza del Diamante (Rodoreda, 1962), o en cintas como Surcos (Nieves Conde, 1951), entre otras.

La vida cultural española de la posguerra también se vio trágicamente ensombrecida por la muerte y el exilio de destacadas personalidades identificadas con el bando republicano que habían defendido las libertades; Ramiro de Maeztu o Federico García Lorca fueron fusilados, otros como Miguel Hernández en la cárcel. La mayor parte de los que pudieron salvar su vida emprendieron el duro camino del exilio; María Zambrano, Rafael Alberti, Max Aub, Luis Cernuda, José Gaos, José Ferrater Mora…, así que en aquel páramo histórico de la posguerra y posteriores etapas del franquismo, hasta la llegada de la democracia, el libro de Benito Rabal se convierte en una excelente crónica social, donde la cultura está presente en cada uno de los capítulos por la vida intensa que vivió y disfrutó junto a sus progenitores, o en el entorno social y cultural donde creció por la intensa relación que mantuvo con los pocos intelectuales progresistas que se quedaron en nuestro país o que regresaron posteriormente del duro destierro.

Educado dentro de una familia afable y generosa, sus padres siempre procuraron de manera desinteresada el bien común del resto de sus parientes, amigos o compañeros de trabajo en los tiempos más grisáceos de la dictadura, donde era muy difícil subsistir económicamente como actores y actrices en aquel desierto existencial.

En aquel entorno, la cultura se caracterizó por el control social que existió a través de una censura aplicada con severidad al mundo del cine, la radio, el teatro o la literatura, donde el franquismo intentó durante décadas que su ideología e influencia propagandística llegara a todos los sectores sociales para controlar a una sociedad con unos índices de alfabetismo altísimo.

Sin embargo, sus padres ideológicamente de izquierdas, bregaron diariamente para que sus hijos se educaran en un mundo más democrático para que fueran conscientes que la cultura belicista, panfletaria y de mera glorificación del régimen político, era simplemente una manipulación de unos verdugos que se impusieron a través de la fuerza. Unas actitudes abusivas que se mantuvieron hasta finales de los años 70 cuando fallece el dictador y llega la democracia.

A pesar de todo, Paco Rabal como Asunción Balaguer, siempre intentaron inculcar a sus hijos a través de los familiares, amigos, compañeros de oficio o de otros menesteres, un pensamiento crítico al margen de los circuitos oficiales; una conciencia vertebrada en los principios de solidaridad y justicia social con la confianza de que algún día emergiera en España una sociedad más preparada, moderna y secularizada.

Estas emotivas memorias de la familia Rabal, también se convierten en una ruta por la historia de España del siglo XX por el que caminan Luis Buñuel, Orson Welles, Rafael Alberti, Pablo Picasso, María Teresa León, Muñoz Suay, Josefina Carabias, Ángel González, Agustín Goytisolo, Carmen Laforet, Geraldine Chaplin, Elías Querejeta, Juan Antonio Bardem, Fernando Arrabal, Carlos Saura, Mario Camus, Miguel Delibes, Fernando Rey, Charo López, Fernando Fernán Gómez, Concha Velasco… entre otras muchas figuras de la cultura y de la política a las que tuvo acceso nuestro autor a través de sus padres.

El libro también nos sumerge en una crónica del crecimiento personal, social e ideológico de un joven que empezó a descubrir el mundo a través de estos grandes referentes culturales, porque el carácter autónomo y libre de estos intelectuales influyó positivamente en el comportamiento y posterior producción de Benito, que nunca se dejó arrastrar por la formación de la dictadura.

También están presentes en el libro sus primeros amigos del colegio, la música de sus años juveniles, los vaivenes amorosos, su paso por el Instituto Ramiro de Maeztu, los primeros escarceos con las drogas, sus años de exilio, los viajes fuera de España acompañando a su padre en los rodajes donde empezó a descubrir que otro mundo era posible, su profesión, sus parejas, sus hijos, las ansias por salir adelante económicamente haciendo en sus inicios pequeños trabajos como ayudante de producción de forma discreta para que sus compañeros no pensaran que estaba recomendado por su padre, hasta convertirse después de años de experiencia personal, preparación y oficio, en un relevante director, guionista y productor en el mundo del cine.

Una biografía que merece la pena leer y recomendar, porque es una narración positiva, llena de los mejores sentimientos que tanto hacen falta en este momento histórico; el reconocimiento a sus padres, el amor hacia su familia, el afecto a la gente que le ha rodeado, la admiración por sus referentes culturales, la felicidad por encima de los dramas, la gratitud hacia sus compañeros y compañeras de profesión, el optimismo como forma de comportamiento, la alegría por lo vivido, o la armonía como una actitud agradable y tranquila para seguir enfrentándose a los desafíos personales y laborales, porque como dice su autor en la contraportada del libro “el valor del humano no radica en el éxito que haya conseguido o en cuanto sea capaz de acumular, sino en la bondad y el aprecio a su dignidad”.

HTML generado a partir de XML-JATS4R por