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Marco Marchioni y la acción comunitaria: Descripción sistemática de sus ideas principales

Marco Marchioni and Community action: Systematic overview of his main ideas

Carlos Vecina-Merchante
Universitat de les Illes Balears, España

Marco Marchioni y la acción comunitaria: Descripción sistemática de sus ideas principales

Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, núm. 22, pp. 83-112, 2024

Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social

© Revista editada por la Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social

Recepción: 05 Enero 2024

Revisado: 20 Febrero 2024

Aprobación: 07 Marzo 2024

Publicación: 29 Marzo 2024

Resumen: Este trabajo presenta una revisión sistemática de la obra de Marco Marchioni. Una figura destacada en el ámbito de la acción social comunitaria, desarrollada durante las últimas décadas en España. El autor aborda la resolución de problemas comunitarios desde procesos participativos y el conocimiento compartido, como base para el diagnóstico comunitario y el trabajo conjunto de tres protagonistas: representantes institucionales, recursos técnicos y ciudadanía. Considera imprescindible una intervención social territorializada que involucre a la comunidad. Si bien, esto no está exento de dificultades y representa uno de los retos sin acabar de resolver para el Trabajo Social, la Educación Social u otras disciplinas de acción directa territorializada. La propuesta por la que aboga el autor destaca la participación, la metodología de la Audición, como estrategia de Investigación Participativa Comunitaria, la planificación conjunta y la evaluación, como elementos clave de su argumentación teórico-metodológica. Aunque se pueda cuestionar la viabilidad práctica de la participación propuesta, su obra contribuye al debate de las políticas sociales y a la consideración de una vía para iniciativas participativas, promoviendo una democracia real e inclusiva.

Palabras clave: Desarrollo y Participación comunitarios, Trabajo Social Comunitario, Investigación Aplicada y Participativa, Planificación social.

Abstract: This paper is a systematic review of Marco Marchioni´s work. A leading figure in the field of community social action, developed over the last few decades in Spain. The author approaches the resolution of community problems from participatory processes and shared knowledge, as a basis for community diagnosis and the joint work of three protagonists: institutional representatives, technical resources and citizens. He considers a territorialised social intervention that involves the community to be essential. However, this is not without its difficulties and represents one of the unresolved challenges for Social Work, Social Education, or other disciplines of territorialised direct action. The proposal advocated by the author highlights participation, the Auditing methodology as a strategy for Community-Based Participatory Research, joint planning and evaluation as key elements of his theoretical-methodological argumentation. Although the practical feasibility of the proposed participation may be questioned, his work contributes to the debate on social policies and to the consideration of a way forward for participatory initiatives, promoting a real and inclusive democracy.

Keywords: Community development, Community Participation, Community Social Work, Applied Research, Participatory Research, Social planning.

1. INTRODUCCIÓN

La obra de Marco Marchioni se ha consolidado en el ámbito de la investigación participativa comunitaria. Sus publicaciones aparecen referenciadas en multitud de guías de perspectiva comunitaria y manuales de disciplinas relacionadas con las Ciencias Sociales (Barbero y Cortés, 2005; Marín y Martínez, 2020; Pastor, 2015, 2021) y de la Salud (Cassetti et al., 2018; Zarco et al., 2019).

Este trabajo pretende analizar la obra de Marco Marchioni, desde un recorrido paralelo a planteamientos histórico-políticos y teóricos, vinculados a la acción social y a los Servicios Sociales territorializados. Para ello, se transita por conceptos como la investigación participativa, la organización comunitaria, la planificación social y la intervención en la comunidad, aspectos teórico-metodológicos… sin dejar de lado su concepción de la participación en toda su dimensión, en la que se reflexiona sobre ésta y la democracia participativa. Principios fundamentales a tener en cuenta en intervenciones desde diversas disciplinas como el Trabajo Social con Comunidades (Pastor, 2021), la Educación Social y los programas de animación sociocultural con enfoques hermenéuticos o emancipatorios (Úcar, 2022); la Pedagogía Social y su acción educativa desde principios como la participación ciudadana, la equidad e inclusión social y el empoderamiento de la población en su propio contexto (Caride, 2023) o la Promoción de la Salud Comunitaria (García et al, 2021).

El punto de partida de este estudio se sitúa en los inicios de la democracia en España. Un momento en el que surgen con fuerza movimientos reivindicativos, dirigidos hacia las políticas sociales y la gestión de procesos de intervención desarrollados desde la base comunitaria y la participación ciudadana (Castells, 2001; Gutiérrez, 2017). En el artículo 22 de la Constitución, se reconoce la relación entre el movimiento asociativo y los procesos participativos en la democracia. Este hecho dará un soporte legal a las actuaciones de movilización ciudadana, para incidir en la política local (Gail, 1979). El liderazgo natural comunitario (Soler, 2011) representa un impulso para la movilización y un reto para su integración en las políticas territoriales (Alberich, 2003). Un escenario en el que los y las trabajadoras sociales tienen un peso importante en una labor activista de dinamización comunitaria y vecinal en los barrios obreros, liderando acciones de reivindicación y denuncias sobre los problemas sociales que se generalizan en estos contextos (Oliver et al, 2022). Los cambios sociales que van produciéndose en los años ’70 y ’80 traen consigo también nuevas propuestas metodológicas para la intervención social. Es en este contexto, en el que va configurándose el Trabajo Social Comunitario en España, destacando las primeras aportaciones de Marchioni, de Colomer y de Ander-Egg con libros de metodología social; así como las iniciativas comunitarias de Cáritas (Gutiérrez, 2017; Lillo y Roselló, 2024).

Un momento histórico que coincide con cambios legislativos que impulsaran el desarrollo de los Servicios Sociales. Entre 1983 y 1985 se producirán las primeras transferencias a las Comunidades Autónomas (CCAA); entre 1985 y 1987 se llevarán cabo las planificaciones territoriales y la coordinación de los niveles político-administrativos autonómicos y regionales con los ayuntamientos. Tendrá lugar la aprobación de la Ley Reguladora de las Bases de Régimen Local en 1985. El Plan Concertado de Prestaciones Básicas de Servicios Sociales en Corporaciones Locales marcará el inicio del desarrollo de una red de centros de atención social territorializados y la posterior consolidación de la atención primaria en el Sistema Público de Servicios Sociales.

Esta iniciativa generará un profundo debate y reestructuración en todos los niveles de la Administración Pública. Se establecerán uno a uno convenios con las CCAA. Los proyectos financiados en España desde dicho plan se han incrementado, pasando de los 417 en 1988, hasta los 1.255 en 2020. Evaluación marcada por el incremento constante hasta 2011, con 1.593 proyectos, seguida de un período de altibajos (Dirección General de Diversidad Familiar y Servicios Sociales, 2021).

La obra de Marchioni surge en un momento clave para teorizar e ir argumentando su posicionamiento en torno a la territorialización de los Servicios Sociales. Se dirige a dinamizar la comunidad para que sea protagonista en la resolución de sus problemas. Una consideración abierta a la participación, la prevención, los equipamientos, la identidad cultural y la inserción social (Gutiérrez, 1993). El concepto de comunidad constituye un elemento de debate persistente en la teoría y la praxis de la intervención social. Se podría considerar un espacio en el que “se realizan acciones en común y dónde existen relaciones de afectividad entre las personas.” (Llena y Úcar, 2006, p.42). Las iniciativas comunitarias son variadas y se desarrollan desde diversos liderazgos: técnicos, ciudadanos y mixtos (Barbero y Cortés, 2005). Es imprescindible contar con el resto de los recursos que tengan influencia en el territorio y con la participación ciudadana, favoreciendo un acercamiento entre ésta y las políticas públicas locales (Casquilho et al, 2020; Soler et al, 2022).

La mediación comunitaria ha resultado eficaz para construir capital social, fomentar la participación ciudadana, favorecer la toma de decisiones compartida y el desarrollo social (Munuera y Minguela, 2019). Con el paso del tiempo y la evolución de ciertas zonas urbanas, estas figuras han resultado imprescindibles para la gestión de conflictos y construir espacios de convivencia (Pizarro, 2020). Una deriva a la que se han visto abocados algunos de los barrios de edificaciones sociales construidos en la periferia de las ciudades, durante los años ’60 y ’70 (Oyón et al, 2021).

Esta forma de integrar a la ciudadanía favorece su implicación y la coherencia entre la realidad y la implementación que se desarrolla (Chouinard y Milley, 2018), si bien, toda intervención comunitaria participativa, liderada por un grupo de profesionales, no está exenta de dificultades, como la rotación de profesionales o las diferencias entre intereses grupales (Suarez-Balcazar et al., 2003), el liderazgo compartido, contando para ello con la visibilización de todos los agentes implicados, es crucial para la creación y transformación social (Redondo y Elboj, 2018).

No existen posiciones homogéneas para dar respuesta a los retos que plantean la garantía de los derechos sociales, aunque es evidente la necesidad de recursos, ampliar el reconocimiento de derechos y el impulso científico-técnico del Trabajo Social, más allá de las funciones de gestión (Acevedo, 2023). Retos que acogen elementos de la reconceptualización del Trabajo Social (’60 y ’70) en Latinoamérica y su consideración del desarrollo comunitario como una cuestión de peso en la intervención social (Ander-Egg, 1982), el cambio de perspectiva de las intervenciones (Ferguson et al, 2018; Raya et al., 2022) y su evolución hacia la interrelación entre las dimensiones de la disciplina: trabajo individual, familiar, grupal y comunitario (Fernández y Ponce de León, 2019). La acción en una sociedad más líquida y diversa (Bauman, 2003), junto a los nuevos retos y problemas sociales, estarían configurando un avance en las perspectivas que ponen el foco metodológico en una atención mucho más holística y global (Carbonero et al., 2015; Lillo y Roselló, 2023).

En la actualidad, surgen iniciativas dirigidas a reducir la brecha entre la política municipal y las propuestas ciudadanas. Aunque el análisis de estas experiencias vislumbra deficiencias derivadas de la diversidad de propuestas, de la falta de una comprensión real y efectiva del concepto de participación y, en definitiva “… una falta de modelo de participación local capaz de enmarcar las políticas de participación…” (Grau y Montalbá, 2019, p.154). En ocasiones, la instrumentalización del movimiento asociativo (Oca y Lombardero, 2018) y otros cambios en las políticas han acabado por debilitar la participación ciudadana (Alberich, 2022). Hecho que ha favorecido la desestructuración del tejido social de muchos barrios, quedando únicamente la iniciativa comunitaria liderada desde la Administración (Cano y García, 2012). Experiencias comunitarias desarrolladas en muchas ocasiones de manera estanca y parcelaria, sin visión o capacidad de llevar a cabo intervenciones integrales y sostenibles en el tiempo, dependientes de un liderazgo técnico y proyectos temporales (Marchioni y Vecina, 2014). La fragmentación de la concepción de lo social y de los agentes encargados de intervenir en ese ámbito dificultan la optimización de los recursos y el éxito de las acciones comunitarias (Fantova, 2019), cuando en realidad sus finalidades convergen en lo que a la intervención comunitaria se refiere (Giménez-Bertomeu, 2021).

Se precisan competencias holísticas para hacer frente a los retos comunitarios (Barbero y Cortés, 2005). Unas necesidades formativas que se adapten a contextos más complejos, desde intervenciones innovadoras y diagnósticos compartidos elaborados con la ciudadanía (Vecina-Merchante et al., 2023). En una sociedad líquida con formas de participación, intereses, referentes y modalidades de acción o pasividad muy heterogéneos (Bauman, 2003). En las que los movimientos demográficos traen consigo nuevas necesidades, ante las que las políticas sociales deben actuar (McAuliffe y Triandafyllidou, 2021) poniendo en valor la prevención social y la relación entre la resiliencia individual y la comunitaria (Negrín et al, 2023). En la que las tecnologías de la información y la comunicación favorecen nuevas formas de interacción social y redes de relaciones interterritoriales (Alberich, 2022). Nos ubicamos en un contexto de elevada complejidad social, en el que las iniciativas no pueden realizarse unidireccionalmente, sino más bien a través de engranajes y sinergias entre los Servicios Sociales públicos, el tercer sector, la ciudadanía en todas sus formas de organización e incluso la iniciativa privada (Fantova, 2019).

En realidad, la participación de la ciudadanía continúa siendo un reto para garantizar proyectos de intervención comunitaria fieles a la realidad vivida por sus protagonistas. Entre otros, depende de elementos como el rol que asuma el equipo comunitario u otros profesionales, los intereses y poder de la ciudadanía y las posibilidades reales de esa participación (Botes y Van Rensburg, 2000), además de los límites que la evaluación e implicación de dicha ciudadanía tiene a la hora de aprehender los procesos comunitarios como propios (Kanyamuna y Zulu, 2022).

Por todo ello, se considera esencial recuperar el análisis crítico por el que transita la obra de Marco Marchioni, como un elemento de debate aplicable a la forma de afrontar los nuevos retos de una sociedad cada vez más global y diversa, con transformaciones que inciden en la dinámica local y cotidiana de las comunidades (Gutiérrez, 2017). Un enfoque participativo presente en muchas de las iniciativas comunitarias que se desarrollan (Ferrer-Aracil y Cortés-Florín, 2021).

2. METODOLOGÍA

Se ha llevado a cabo una revisión con enfoque sistemático de la bibliografía de Marco Marchioni, siguiendo las siguientes fases (Sureda y Comas, 2017):

a) Centrar el objeto de investigación: Las ideas principales del autor en torno a la metodología de intervención comunitaria.

b) Identificación de los documentos: Acceso a buscadores académicos y bases de datos: Google Académico, Dialnet, Web of Science, Scopus y el repositorio bibliográfico del Instituto Marco Marchioni. Rechazando previamente “literatura gris” (Tabla 1).

Tabla 1
Resultados de la búsqueda bibliográfica
Base bibliográficaDoc. localizadosAutoría únicaCoautoría
Google Académico56 obras4115
Dialnet32 obras239
Web of Science2 obras2
Scopus-
Fondo bibliográfico del Instituto Marco Marchioni95 obras (incluye las anteriores)7520
Fuente: Elaboración propia.

El análisis bibliométrico ha permitido establecer una clasificación por etapas, éstas se corresponden con un cambio o avance significativo en el argumentario de su planteamiento teórico-metodológico (Tabla 2):

Tabla 2
Clasificación de las obras por etapa período y autoría
EtapaPeríodoAutorCoautor
1ª: Énfasis en la organización e integración comunitaria de los Servicios Sociales en el territorio.1963-1989146
2ª: Período de desarrollo y reorganización de las estrategias comunitarias en el territorio. Énfasis en las estrategias y técnicas para consolidar la integración comunitaria de los Servicios Sociales y la participación ciudadana.1990-2000144
3ª: Pesimismo y crítica ante el incremento o continuidad de la sectorización de las intervenciones comunitarias, de la crisis del movimiento ciudadano su pasividad e instrumentalización política. Énfasis en la necesidad de reactivar la participación ciudadana e incluirla en la política social municipal.2001-2010252
4ª: Coincide con la reactivación de numerosos proyectos comunitarios y un cambio de mirada de los Servicios Sociales hacia esta estrategia metodológica. En esta etapa se llega a la culminación de su carrera. Al mismo tiempo que desarrolla su función como asesor de 37 proyectos comunitarios sincrónicos y desarrollados bajo la misma coordinación, aplicando sus principios metodológicos e interrelacionados con la mediación intercultural (proyectos ICI). Período caracterizado por el énfasis en la interculturalidad de los proyectos comunitarios y la creación de espacios de relación institucional, para garantizar el apoyo de las políticas sociales.2011-2020228
Fuente: Elaboración propia.

c) Selección de los documentos (Tabla 3), criterios: 1. Obras de mayor impacto según número de citas bibliográficas en Google Académico (Tabla 1, no se aplica en todos los casos); 2. Etapa (véase la Tabla 2); 3. Período y significatividad de esa obra en el mismo. Para la selección de su significatividad en el período, se ha revisado la totalidad de las obras y clasificado por etapas, coincidiendo con períodos temporales (Tabla 2).

Tabla 3
Selección de las obras para realizar el análisis
ObraCitasJustificación*
Marchioni (1989/2007)4292ª obra más citada. 1ª Etapa. Esta publicación culmina las correspondientes al período 1963-1989.
Marchioni (1999/2010)6051ª obra más citada 2ª Etapa. Culmina las correspondientes al período 1990-2000.
Marchioni (2004).993ª obra más citada** y referencia de la 3ª Etapa: período 2001-2010.
Marchioni et al. (2015)No procede, se prioriza la significatividad.Referencia de la 4ª Etapa: período 2011-2020.
Marchioni (1992)No procede, se prioriza la significatividad.Pertenece a la 1ª Etapa, obra monográfica de una metodología a la que hace referencia en multitud de publicaciones anteriores (La Audición), pero que no llega a desarrollar en profundidad hasta este momento.
Marchioni (2020)No procede, se prioriza la significatividad.Corresponde a la 4ª Etapa. Se ha seleccionado por ser una de sus últimas aportaciones el año de su fallecimiento y por representar la culminación de su planteamiento político en torno a la participación ciudadana comunitaria como elemento democrático.
Fuente: Google Académico y elaboración propia.* Para la selección de las obras se ha contado también con la colaboración de una persona clave para el autor, Luz Morín, además de su compañera, miembro del Instituto Marco Marchioni y persona que trabaja en la continuidad de su legado metodológico.** La tercera obra más citada se corresponde con la siguiente referencia: Marchioni, M. (coor.) (2001). Comunidad y cambio social. Editorial Popular. Se ha optado por (Marchioni, 2004) debido a que en la anterior (2001) el autor tiene únicamente un rol de coordinador, la autoría de su contenido pertenece a otros autores y autoras.

d) Análisis documental.

El procedimiento ha consistido en identificar y sintetizar los puntos clave de su metodología, los aspectos novedosos y contrastar si representan un avance, así como su vinculación con el contexto social del momento. Para la lectura detenida y analítica se ha procedido a identificar patrones, convergencias e incorporaciones metodológicas desde una lectura cruzada y comparativa (Massot et al, 2009).

Se identifican aspectos como: 1) la planificación y organización de la comunidad, iniciada en un contexto de reorganización territorial de los Servicios Sociales; 2) la necesidad ética y metodológica de contar con la comunidad como principal protagonista, frente a las intervenciones ajenas a su integración comunitaria; 3) la convivencia intercultural comunitaria; junto a otros temas como: 4) la metodología de la Audición en la investigación aplicada al contexto comunitario y 5) la consolidación de su concepción política y comunitaria de la participación ciudadana.

3. RESULTADOS

Los resultados se organizan en torno a las etapas por las que ha ido evolucionando el argumentario teórico-metodológico del autor.

3.1. Planificación social y organización de la comunidad (1ª Etapa)

Marchioni (1989) entra de lleno en el debate, presentando un recorrido por las circunstancias y causas de unos problemas sociales ante los que las políticas deben ser capaces de configurar una acción organizada, coherente y eficaz. Un contexto coincidente con los primeros años de la democracia en España, tras el fin del régimen franquista, acompañados de grandes transformaciones sociales, económicas, culturales y políticas.

En este marco sociohistórico y político, Marchioni (1989) considera clave la necesaria organización del sistema de Servicios Sociales. Aparece así la crítica constructiva de una realidad a la que hacer frente, para la que se precisa actuar desde el trabajo conjunto entre Administraciones, profesionales y ciudadanía. Se alude a una acción social dirigida y organizada en tres direcciones: “Una acción social para la comunidad (…) en ella (…) y con ella” (Marchioni, 1989/2007, p.47). Implicando metodologías y finalidades específicas, sin olvidar que el mero hecho de la territorialidad no significa una acción comunitaria per se. El autor hace referencia a unos servicios de base realmente comunitarios, dirigidos a ámbitos y sectores poblacionales intercomunicados.

Nos encontramos con algunos de los elementos clave del discurso de Marchioni que transversalmente no abandonarán sus propuestas teórico–metodológicas: la necesaria inclusión de los Servicios Sociales Comunitarios, sin acciones inconexas, siendo un recurso al servicio de una ciudadanía activa y participativa en los procesos desarrollados. Aparece el elemento de la participación como un factor más de la política activa; teniendo en cuenta la existencia de tres actores clave en la planificación e intervención social, cada uno con su papel en una actuación compartida. El escenario comunitario como elemento clave para la acción directa y preventiva, una estrategia sobre la que Marco Marchioni no dejará de insistir en toda su trayectoria. En ocasiones, aludiendo a la metáfora de “trabajar también con las gallinas”, es decir, con toda la comunidad y sus protagonistas.

Una definición del concepto de “comunidad” resulta imprescindible para su planteamiento metodológico. Su experiencia en la praxis le lleva a reforzar la definición de uno de sus referentes, se trata de la que Marco Marchioni considerará su maestra, Angela Zucconi. En esa búsqueda de una idea del concepto que sea realmente operativa para la intervención y el proceso que genere.

La comunidad se compone de cuatro elementos fundamentales de tipo estructural (…) el territorio, la población, la demanda y los recursos (…) una acción social comunitaria se alimenta de estos cuatro elementos y de sus interrelaciones… (Marchioni, 1989/2007, p.70).

Marchioni describe minuciosamente el proceso por el cual el profesional de la intervención comunitaria, en este caso del trabajo social, ha de ir integrándose en la comunidad. Una estrategia que avanza por diversas fases encadenadas, en las que esa figura va asumiendo nuevos roles, desde el trabajo de apoyo individual y familiar al comunitario, favoreciendo el reconocimiento como tal, por el resto de las agentes de la comunidad. La escucha activa, desde coloquios individuales o grupales, está presente en todo el proceso, siendo una estrategia con múltiples resultados: ganar confianza y vínculo, recoger información, formarse, generar proceso en sí mismo, dar protagonismo a las personas que participan aportando su visión de la realidad y recibiendo un reconocimiento como tales (Marchioni, 1989/2007).

Marchioni es consciente de las dificultades a las que se enfrentan los agentes comunitarios: profesionales sin suficiente formación para asumir un rol comunitario, la falta de apoyo institucional y la fragmentación de las intervenciones “Los servicios sociales deben constituir un conjunto que trabaja (…) teniendo en cuenta los otros servicios y las otras intervenciones para llegar a un trabajo social coordinado e integrado que evite dispersiones…” (Marchioni, 1989/2007, p.41). Esta realidad le lleva a verse en el compromiso ético de una descripción, a modo de guía por la que ir avanzando en la intervención comunitaria. Un apoyo a la planificación y la organización de la comunidad, para hacer frente a sus propios retos y contradicciones sociales, desde las que actuar mediante la elaboración conjunta de un plan global de desarrollo. Una estrategia metodológica que puede incluso buscar la transferencia e influencia hacia una nueva fase, ya a nivel intercomunitario o comarcal. Cabe mencionar que algunos autores han hecho referencia a la organización de la comunidad como idea y principio de una acción comunitaria, una dinámica en la que la población se moviliza para actuar conjuntamente. Diferenciando entre organización y desarrollo como dos líneas metodológicas, paralelas, pero distintas en su origen, que acaban coincidiendo, e incluso fusionándose como fases o dimensiones de los procesos comunitarios (Ander-Egg, 1982; Lillo y Roselló, 2024).

3.2. Comunidad, participación y desarrollo (2ª Etapa)

Para tal pretensión, es necesario argumentar sobre la reconciliación de diversas tradiciones y acciones con enfoque comunitario. Abre a otras figuras profesionales las funciones comunitarias y aporta pinceladas de los diferentes conceptos teórico-metodológicos inherentes a su planteamiento, reforzando así un ideario de cada uno de los elementos a considerar, manteniendo la flexibilidad y adaptación a las diferentes intervenciones: ser precavidos en no herir sensibilidades en las personas que ya trabajan en el ámbito comunitario previamente a la llegada del equipo; trabajar conjuntamente, favorecer la participación de toda la comunidad… y partir de lo existente, éste último ha de ser el punto de salida (Marchioni, 1999).

El equipo comunitario debe actuar junto a otros recursos técnicos y contando con los tres protagonistas. De los que recoge información, la comparte, da cuenta del proceso y ayuda a generar dinámicas de organización para afrontar los retos comunitarios. Se trata de profesionales que no están destinados a atender demandas específicas, “… trabajan desde el despacho y desde la calle (…) una gran finalidad: llevar adelante el proceso, fomentar la participación…” (Marchioni, 1999/2010, p.28). Los denominados “mediadores” son de gran ayuda a la hora de extender la información, la colaboración y generar proceso, puesto que son aquellas personas implicadas que trabajan en pro del proyecto comunitario, multiplicando el efecto del equipo con su participación.

“La asociación comunitaria” aparece como un concepto clave de lo que representa la participación de la ciudadanía en el proceso. Se trata de un grupo constituido por representantes de asociaciones del territorio y de personas a título individual con inquietudes comunitarias. Tiene como finalidad llevar adelante el plan comunitario y ser canal de comunicación hacia el resto de la población.

La apuesta por el liderazgo municipal de los procesos comunitarios encierra una declaración de intenciones y una hoja de ruta, “… el gobierno municipal, el que asume la iniciativa, tendrá que ir implicando a los diferentes recursos (que no dependen todos de la administración local) y evidentemente a los ciudadanos.” (Marchioni, 1999/2010, p.16). Junto a esto, se plantea una propuesta para la reorganización de los recursos y de la participación ciudadana, buscando eficacia, optimización y un mayor desarrollo democrático, en un sentido de protagonismo, acción y corresponsabilidad de la población, “Partimos del supuesto de que la participación de los ciudadanos en la vida pública es un elemento fundamental de todo sistema democrático.” (1999/2010, p.62). Una oportunidad para mejorar en las respuestas locales a las nuevas necesidades, desde una política más cercana e integrada en la comunidad y menos fragmentada.

El autor advierte de la existencia de actuaciones inconexas; en contextos en los que faltan diagnósticos compartidos y una organización comunitaria que favorezca la coordinación de los recursos “Si no hay coordinación de los servicios (…) la multiplicidad de los recursos técnicos y científicos que en ellos se encuentran, no van a poder desarrollar ese papel de sustento y asesoramiento a la comunidad (1999/2010, p.54). Ante esto, propone la implementación de una metodología comunitaria, con una secuenciación de procesos que devuelvan a la ciudadanía su protagonismo, a las políticas un sentido cercano al territorio y a las y los profesionales la gratificación de un trabajo que optimice las intervenciones.

Marchioni recurre a múltiples ejemplos inspiradores buscando la evidencia científica y la praxis. Se profundiza en lo global y en lo específico, presentando de forma sistematizada las funciones de los espacios de organización, los procedimientos para la elaboración de diagnósticos compartidos y de los planes comunitarios (1999/2010).

3.3. La necesidad ética y metodológica de contar con la comunidad como principal protagonista (3ª Etapa)

El autor da un paso cualitativo y rotundo, no puede sostenerse ya una acción social que no contemple la relación sinérgica de interrelación entre lo que representa una intervención asistencial de una comunitaria, algo necesario para garantizar el éxito y la optimización de los recursos en el contexto actual. “… acciones asistenciales, promocionales y preventivas de manera conjunta y conexa, superando la fragmentación de programas (…) atendiendo también a sus causas y no sólo a sus consecuencias.” (Marchioni, 2004, p.84).

Marchioni (2004) acuña el término de “delegación pasiva” para referirse a la pérdida de protagonismo directo de la ciudadanía en la resolución de sus problemas. Considera que la clase política y sus agrupaciones ha tendido a alejarse de la realidad local, mientras que la ciudadanía ha delegado todo aquello que tiene que ver con las necesidades y problemas sociales. Considera que lo colectivo y lo global transitan desde concepciones ideológicas alejadas del trabajo conjunto. Critica esa delegación y la consecuente parcelación y corporativismo, junto a la instrumentalización de las asociaciones por parte de la política y la privatización, convirtiendo a ONGs en empresas camufladas.

Frente a lo que considera una organización inoperativa, presenta un modelo de intervención basado en la reconstrucción comunitaria, desde un proceso educativo y de capacitación. Considera dos elementos clave: la participación y la organización comunitaria y unos permanentes dirigidos a garantizarlos, como son: a) la información continua del proceso a los tres protagonistas, para que se sientan parte de éste y evitar la sectorialización por falta de conocimiento; b) la coordinación del proceso de forma global desde un “Comité Técnico Asesor”; c) El desarrollo de una investigación participativa, con la metodología de la “audición” y, por último d) la programación y evaluación comunitaria, un plan elaborado e implementado por la comunidad organizada. Acabando con la evaluación participativa de todo el proceso, previa y continuamente documentado, con el fin de retroalimentar su continuidad con los cambios que se precisen (Marchioni, 2004).

El autor detalla con profundidad aspectos como las funciones del equipo comunitario; la monografía o los diferentes aspectos sectoriales como la salud y su papel en la comunidad como el espacio en el que promocionarla; la educación en todas sus dimensiones; la coordinación del proceso desde un grupo organizado y la búsqueda de recursos e iniciativas políticas que puedan representar una oportunidad para la sostenibilidad de los planes comunitarios. Esta obra representa un punto importante con el que poder cerrar la praxis metodológica, en un contexto y realidad política aún por madurar en lo que se refiere a la acción social, lejos todavía de encontrar el camino que cierre el círculo entre la atención individual y la comunitaria “con la comunidad”.

3.4. Convivencia intercultural e intervención comunitaria (4ª Etapa)

La metodología defendida por Marchioni se verá ampliamente implementada en el desarrollo del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural (ICI). Una iniciativa impulsada por la Obra Social “la Caixa” en 37 territorios del Estado Español, entre 2010 y 2020. Una metodología que combina la mediación intercultural, como elemento de prevención y resolución de conflictos intergrupales (Giménez et al, 2015) y la participación comunitaria desde los tres protagonistas, buscando crear espacios de relación y organización de la comunidad en un nuevo contexto comunitario, caracterizado por diversidad social y etnocultural (Marchioni et al, 2015).

Este macroproyecto representa uno de los últimos eslabones que cierran la trayectoria de trabajo de Marchioni, dedicada durante décadas a la reflexión y práctica política, científica y técnica, de una estrategia metodológica dirigida a la sistematización y confirmación de una hipótesis de trabajo, cuya implementación ha significado un antes y un después en la intervención comunitaria. Representa la oportunidad de implementar y hacer seguimiento a una experiencia de múltiples proyectos diacrónicos. Una praxis en la que las aportaciones de Marchioni son fundamentales y se convierten en un punto central del desarrollo y la organización comunitaria desarrollada.

Más allá de la descripción del proyecto de intervención particular, este manual presenta una descripción sistemática y detallada de todos y cada uno de los principios básicos de la metodología desarrollada (Marchioni et al., 2015). Una aportación de gran valor, pues coincide con el final de su carrera, con la riqueza de otras miradas, como por ejemplo las concernientes a la mediación intercultural (Giménez et al, 2015) y con la sistematización y evidencia científica de los resultados obtenidos. Todos los aspectos básicos de la argumentación de Marchioni tienen aquí un espacio teórico y práctico. Su seguimiento y evaluación constante permiten ser contrastados, representando un avance importante en multitud de procesos comunitarios que se desarrollan de forma sincrónica.

Una vez comentadas y contextualizadas algunas de sus obras que permiten acercarnos a una extensa descripción de su posicionamiento en torno a la acción comunitaria y a las raíces políticas, científicas y metodológicas de ésta; se han seleccionado dos obras en las que se desarrollan dos ideas también centrales e incluidas en los textos anteriores. Ambas representan dos elementos distintos, aunque interrelacionados y fuertemente enraizados en el planteamiento técnico y político de nuestro autor. Se trata de la “Audición” como metodología de investigación participativa (Marchioni, 1992), y de la participación ciudadana como expresión democrática (Marchioni, 2020).

3.5. La audición. Un método de investigación participativa y comunitaria

La Audición es presentada como metodología de investigación participativa comunitaria. Se constata su significatividad en obras anteriores, pero hasta la fecha no había sido objeto de un monográfico formal, un capítulo dedicado expresamente a presentar y describir el método y sus técnicas, tanto para ser utilizado como para reforzar aún más la defensa, ya no de una hipótesis de trabajo, sino de una teoría de la intervención que va poco a poco reforzándose con las evidencias de su praxis y los resultados obtenidos en una variedad de proyectos comunitarios.

Se trata de una escucha activa y participativa, en la que los tres protagonistas adquieren un papel fundamental en la aportación de conocimiento, un elemento del que surgirá no sólo una monografía comunitaria y el consecuente diagnóstico y plan, sino también la comprensión compartida de la realidad. El resultado es la generación de un elemento común a todas las partes, integradas ahora en una programación para actuar en la comunidad.

La Audición no es sólo un método de investigación, es acción “se escucha para actuar”. Pretende generar un dinamismo que favorezca la implicación y la disposición a participar activamente en la resolución conjunta de los retos, necesidades o problemas sociales de una comunidad. Favorece la acción sobre aquello para lo que se han puesto de acuerdo todos los protagonistas, organizando una intervención consecuente y racional, según los recursos de los que se dispone, organizados para poder actuar y optimizar sus resultados. A través de este método se procede a organizar coloquios con los protagonistas, unos coloquios abiertos a la temática y al contenido que los participantes consideren significativo en su comunidad.

Marchioni (1992) con esta propuesta defiende un método de investigación generador de participación e implicación, que a su vez cohesiona, une intereses hacia objetivos comunes desde la comprensión de la realidad cercana, concreta y a la vez global. Un estudio que lleva intrínseca la acción como resultado generado por el propio proceso de investigación. Un planteamiento que coincide con Paulo Freire al considerar la necesidad de un conocimiento compartido, que no surja únicamente de los representantes políticos y/o de los técnicos, sino del conjunto, de un proceso dialógico, en el que se integran las posiciones de éstos y la ciudadanía. Dando lugar a un contenido programático participativo, generado por todos y acorde a un contexto real y no bajo suposiciones de quién diseña sin conocerlo ni comprenderlo. “No podemos esperar resultados positivos de un programa (…) que no respete la visión particular del mundo que tenga el pueblo. Sin ésta el programa se constituye en una especie de invasión cultural…” (Freire, 2000, p.115).

3.6. Participación, ciudadanía y democracia participativa. Consolidación de un concepto (4ª Etapa)

Una de las últimas publicaciones de Marchioni (2020), aborda un tema concreto que ha representado el núcleo de una de sus mayores inquietudes a lo largo de su obra, la participación como elemento indispensable de la madurez democrática. Habla de una participación más allá de los patrones establecidos de la representación democrática, pero no lo hace como una cuestión simplista y prácticamente desconexa de todo su planteamiento metodológico, sino como una condición sine qua non de su teoría. La idea de “sin participación no hay proceso” adquiere aquí su ubicación en un planteamiento político capaz de enlazar la historia de nuestra democracia y la trayectoria de su implementación, con la necesaria mirada de la política social municipal hacia el territorio, hacia la intervención en la comunidad, contando con los tres protagonistas y un liderazgo compartido capaz de posibilitar la conciliación entre representantes de la Administración, técnico-profesionales y ciudadanía. Favoreciendo una democracia participativa, superando así las carencias y aspectos inoperantes a los que se ha ido llegando. Un ejemplo es “la delegación pasiva de la ciudadanía” respecto a los representantes institucionales, o a espacios de participación como las juntas de asociaciones, cada vez menos representativas de la ciudadanía no organizada y apática. También tenemos un ejemplo en el uso que se ha hecho de las asociaciones u otros colectivos de la sociedad civil, utilizadas por intereses políticos y manejadas con subvenciones dirigidas a intereses específicos e ideológicos.

El conocimiento científico y compartido, puesto al servicio de los tres protagonistas, aparece como un factor significativo, para operar a partir de una realidad objetivada con base en las evidencias recogidas y aportadas por todos.

Estos elementos sólo pueden pasar por una mayor implicación de todos los protagonistas en la mejora de las condiciones de vida de la comunidad, colocando en el centro las relaciones colaborativas entre todos los actores (…) para una gestión de la cosa pública transparente y democrática, para un uso racional y responsable de los recursos y una participación activa de la ciudadanía, consciente de su realidad y protagonista de los cambios (Marchioni, 2020, p.30).

Un posicionamiento acorde con el “derecho a tomar parte”, en el que las decisiones de la ciudadanía se trasladan al poder. La consideración de espacios de relación entre los tres protagonistas podría ubicar (principalmente) la propuesta del autor en el peldaño 6 de la Escalera de la Participación de Sherry Arnstein, al ser un proceso compartido de poder redistribuido (Arnstein, 1969).

4. DISCUSIÓN

Marchioni plantea un modelo de reconstrucción de los Servicios Sociales acorde con la planificación de éstos en los territorios, con un papel destacado de los centros de atención primaria. Un proceso que ha ido a la par del incremento en su financiación estatal y el número de proyectos desarrollados (Dirección General de Diversidad Familiar y Servicios Sociales, 2021). Un planteamiento que va evolucionando junto al propio desarrollo del Trabajo Social como disciplina y los retos científico-técnicos que se le plantean, para dar respuesta a las nuevas necesidades y problemas sociales desde un trabajo comunitario (Acevedo, 2023).

Una sociedad liquida en continua transformación y diversificación social precisa de intervenciones sociales adaptadas a esa realidad (Bauman, 2003; McAuliffe y Triandafyllidou, 2021). De ahí, la importancia de involucrar a la comunidad en la resolución de sus propios problemas, hecho que implica contar con todos sus protagonistas, de los que Marchioni destaca a los representantes institucionales, a los y las técnicas y a la ciudadanía. Cita también la figura de mediadores y asociaciones comunitarias, como un elemento favorecedor del tejido social. En este sentido, autores como Munuera y Minguela (2019) abogan por la mediación comunitaria en su papel generador de capital social, fomento de la participación ciudadana y de la convivencia en la complejidad social comunitaria.

Estos planteamientos resaltan la necesidad de que las intervenciones comunitarias sean dinámicas y se adapten a las cambiantes realidades sociales. A pesar de las continuas referencias del autor a la necesidad de que el Trabajo Social y los Servicios Sociales se abran a la comunidad, que generen espacios participativos y el trabajo interprofesional, sigue sin acabar de resolverse (Fantova, 2019) a pesar de que existen en los centros de atención primaria profesionales destinados deontológicamente a esas funciones (Giménez-Bertomeu, 2021).

La participación se sitúa, en la propuesta metodológica del autor, en el centro de la toma de decisiones y en la implementación de las políticas sociales. Aunque existe la dificultad de un modelo de participación local, susceptible de integrar hasta ese grado las políticas de participación (Grau y Montalbá, 2019).

El análisis bibliográfico permite identificar la recurrencia a ejemplos que permiten observar una praxis que sustenta la teoría comunitaria. Se destacan los avances en el desarrollo de los Servicios Sociales y la importancia de las asociaciones ciudadanas en la movilización social. El liderazgo natural comunitario también se menciona como un impulsor de la movilización y un reto para su integración en las políticas territoriales (Alberich, 2003), siendo un elemento a trabajar desde los recursos técnicos (Soler et al, 2011 y 2022).

Respecto a los modelos de intervención, se resalta la necesidad de un enfoque holístico en la intervención comunitaria, que tenga en cuenta la complejidad de los problemas sociales y las dimensiones del trabajo social (Carbonero et al., 2015). Este enfoque se alinea con la idea de que las intervenciones deben ser integrales y sostenibles en el tiempo; además de que los profesionales son un recurso más al servicio de la comunidad. Esta afirmación enlaza con la argumentación de que el Trabajo Social debe avanzar más allá de las funciones de gestión (Fantova, 2019) y considerar los retos contemporáneos, que requieren intervenciones más innovadoras y en colaboración con otros agentes sociales y educativos (Vecina-Merchante et al, 2024).

Frente a ello, Marchioni aporta líneas de planificación y acción integrales, considerando la complejidad comunitaria y una continua retroalimentación para dar respuesta a nuevos contextos sociales (Giménez et al, 2015; McAuliffe y Triandafyllidou, 2021).

Algunos ejemplos permiten confirmar resultados óptimos y carencias en la práctica de la metodología presentada en este estudio. Podemos realizar una aproximación a los Proyectos de Intervención Intercultural (ICI), por ser los más recientes y desarrollados con amplio seguimiento. La flexibilidad de su aplicación metodológica facilita la integración y el impulso de procesos que ya estaban en marcha, como por ejemplo los vinculados a presupuestos participativos de Paterna (Pérez, 2016). Los resultados del proyecto ICI han mostrado evidencias como la potenciación de la participación, el desarrollo de acciones preventivas y promocionales, la generación de consenso y priorización de las acciones comunitarias y la optimización de los recursos. Aunque, el modelo ha contado también con limitaciones, éstas ponen en cuestión el resultado en la práctica del trabajo conjunto entre los tres protagonistas a los que hace alusión Marchioni: dificultades para que la colaboración de los representantes institucionales sea una realidad que garantice alianzas sostenibles y estrategias comunes; la falta de personal técnico de Servicios Sociales liberado y con dedicación a la intervención comunitaria, y mucho menos para liderar procesos comunitarios en su territorio; falta de profesionales en los territorios de intervención con competencias en gestión comunitaria, en diversidad cultural o en resolución de conflictos (Álamo, 2016). Estos elementos representan un reto sobre el que seguir investigando y generando propuestas, acordes a cada una de las realidades en las que actuar y generar proceso comunitario.

Futuras investigaciones podrían focalizarse en torno a las carencias y/o dificultades prácticas a la hora de implementar esta metodología comunitaria, así como sobre estrategias de mejora e innovación que se han ido aplicando a partir de ésta. También resultaría interesante llevar a cabo un estudio comparativo, identificando primero las metodologías comunitarias más utilizadas en los Servicios Sociales de Atención Primaria y compararlas después, para conocer pros y contras de cada una, con el fin de elaborar nuevas propuestas de mejora.

Para finalizar, cabe señalar las principales limitaciones a la hora de realizar este estudio, éstas hacen referencia a la dificultad de acceder a la amplia bibliografía, en ocasiones de literatura gris (desechada posteriormente) y en otras, con obras no reeditadas o de difícil acceso. El establecimiento de las etapas por la que transita el planteamiento del autor, junto a la necesaria selección de las obras más significativas o representativas, ha obligado a revisar toda su obra para posteriormente clasificarla.

5. CONCLUSIONES

Este estudio permite focalizar la mirada en torno a una serie de ideas-fuerza en el enfoque metodológico defendido por Marco Marchioni. Sustentadas siempre en una posición política vinculada a la gestión compartida de lo público. Una premisa imprescindible para abordar la planificación y la organización comunitaria.

Su obra se inicia destacando la importancia de configurar la organización de los Servicios Sociales de manera coherente y conectada con la comunidad. Su enfoque se centra en la interconexión entre territorio, población, demanda y recursos. Esta premisa surge en sus primeras obras, coincidiendo con los inicios de la organización de dichos servicios en los territorios. Una aportación que actualmente vigente en la continua readaptación que precisa una realidad social en continua transformación.

El autor aboga por la participación activa de las administraciones, profesionales y la comunidad, como actores clave en la planificación e intervención social. Los define como los tres protagonistas de la planificación y la acción comunitaria. Una iniciativa sustentada en la coordinación de los servicios sociales y la involucración de la comunidad en la resolución de problemas sociales. Para ello, necesita definir el contexto en el que enmarcar dicha acción, aparece en su argumentación una definición de “Comunidad” como un espacio en el que confluyen cuatro elementos estructurales: territorio, población, demanda y recursos; necesariamente interrelacionados en la acción comunitaria.

En su obra, trata de resolver las dificultades inherentes a la intervención comunitaria, entre las que se encuentra la configuración de una figura profesional capaz de dar respuesta a actuaciones integrales, holísticas, social y políticamente complejas. En un principio, las define en línea con especialistas en trabajo social, si bien, posteriormente considera la necesidad de profesionales diversos aptos para un trabajo interprofesional y colaborativo. Propone la figura de "mediadores" para multiplicar el impacto del equipo comunitario y promover la participación ciudadana. También destaca el papel de las "asociaciones comunitarias" como canales de comunicación hacia la población y su organización.

Enfatiza la necesaria coordinación entre todos los recursos comunitarios, al servicio de la ciudadanía y trabajando desde un proceso de desarrollo comunitario, bajo la mirada compartida y unos retos consensuados. Advierte sobre la falta de coordinación en intervenciones inconexas y propone actuar desde una metodología comunitaria, secuenciada y que devuelva a la ciudadanía su protagonismo y optimice las intervenciones sectoriales y globales. En este sentido, considera como uno de los principales problemas endémicos del Trabajo Social la falta de coordinación y apoyo institucional, y se hace hincapié en estrategias que favorezcan diagnósticos compartidos y de participación ciudadana. Como un medio para adquirir protagonismo y recuperar el liderazgo comunitario de un servicio integrado en las diferentes dimensiones de los problemas sociales.

Otra de las aportaciones del autor hace referencia a un método de Investigación Participativa. Se trata de la Audición, un proceso que pretende compartir conocimiento con el fin de impulsar la acción comunitaria, desde la adquisición de una perspectiva común, la percepción crítica y conjunta de la realidad y la concienciación de las personas participantes. Elementos que ayudan a favorecer la implicación de los tres protagonistas y a sustentar un diagnóstico compartido para desarrollar una posterior planificación de las intervenciones.

Si bien, Marchioni contempla desde sus inicios la participación de la ciudadanía como un elemento clave de toda propuesta comunitaria, al final de su carrera sintetiza esta idea en la de una democracia participativa y la importancia de la participación como elemento esencial en una democracia madura, que supere la "delegación pasiva" de la ciudadanía y promueva una activa en la toma de decisiones y la mejora de su entorno.

Entre sus argumentaciones principales, se encuentra la defensa de una metodología comunitaria, cuya participación de los representantes institucionales, técnicos y ciudadanía resulta inherente a todo un proceso de organización comunitaria, con un diagnóstico y una programación compartida y configurada desde los espacios de relación generados. Medidas que pueden ayudar a los Servicios Sociales a optimizar recursos e intervenciones, para dar una respuesta más contextualizada, a unas necesidades cada vez más insertas en la complejidad social.

Se trata de una propuesta que ofrece una respuesta a los retos del Trabajo Social Comunitario presentados en este estudio, favoreciendo la apertura hacia la ciudadanía como protagonista de su propio desarrollo. También representa un reto para las políticas sociales, poniendo en entredicho su particular uso de la participación. Al ser una metodología generadora de compromiso público, desde espacios de poder y decisión compartida.

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