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La influencia de la pornografía en las relaciones sexuales en jóvenes y adolescentes: un análisis del consumo de pornografía en Cantabria

The influence of pornography on the sexual relations of Young people and teenegers: an analysis of the consumption of pornography in Cantabria

Mª Teresa Vélez Barquilla
Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), España

La influencia de la pornografía en las relaciones sexuales en jóvenes y adolescentes: un análisis del consumo de pornografía en Cantabria

Ehquidad: La Revista Internacional de Políticas de Bienestar y Trabajo Social, núm. 17, pp. 153-178, 2022

Asociación Internacional de Ciencias Sociales y Trabajo Social

Recepción: 21 Junio 2021

Revisado: 03 Noviembre 2021

Aprobación: 08 Noviembre 2021

Publicación: 15 Enero 2022

Resumen: En este documento se presenta la memoria de una investigación que ha tenido como objetivo analizar la influencia del consumo de pornografía en las relaciones sexuales entre jóvenes y adolescentes. Así como la obtención de información más específica para conocer si la pornografía influye en la práctica, por parte de la población joven, de conductas sexuales de riesgo y/o violentas. También, en su influencia en la construcción e interiorización de los distintos roles de género. Además, se ha tenido en cuenta la influencia de la pornografía en función del sexo. Por último, se ha recogido información acerca de la educación afectivo-sexual que ha recibido la población joven objeto de estudio. La recogida de información se ha llevado a cabo mediante un cuestionario al que han respondido 561 alumnos y alumnas de seis Institutos de la Comunidad Autónoma de Cantabria. La población objeto de estudio han sido alumnos/as con edades comprendidas entre los 14 años y los 21 años. Se ha podido concretar que un alto porcentaje de las personas encuestadas consumen pornografía. Este consumo es mayoritariamente en solitario y como método de aprendizaje. Siendo los varones los que más pornografía consumen.

Palabras clave: Pornografía, Relaciones sexuales, Adolescencia, Roles de género, Educación afectivo – sexual.

Abstract: This document presents the report of an investigation that has objetive is analyze the influence of pornography on sexual relations between young peope and teenegers. As well, the influence of pornography on risky and violent sexual relationships. Also, the influence on the internalization of gender roles. At last, information has been collected on the sexuality education that students have received. The collection of information was carried out through a questionnaire answered by students from different institutes of the Autonomous Community of Cantabria. The population object of study has been students with ages between 14 and 21 years. It has been possible to specify thet a high percentage of the people surveyed consume pornography. This consumption is mostly alone and as a learning methof. Men are the ones who consume the most pornography.

Keywords: Pornography, Sexual relations, Adolescence, Gender roles, Affective - sexual education.

1. Introducción

Pornografía es un término de origen griego que significa "la descripción (grafia) de la prostituta (porné)" (Szil, 2018). La pornografía se ha modificado a lo largo de los años y esta investigación se centra en la nueva pornografía, la distribuida por Internet.

Como explica Rosa Cobo Bedia en su libro Pornografía: El placer del Poder: Ahora cualquiera con un solo clic y de manera gratuita puede tener acceso a las mayores barbaries en términos de exaltación de la violencia contra las mujeres. Esto es debido a que en los últimos 60 años se han endurecido mucho los contenidos.

Esta «nueva pornografía» es accesible, ilimitada, anónima e interactiva. Se ha convertido en una pieza más de la sexualidad adolescente, que afecta a su forma de relacionarse y puede derivar en conductas de riesgo o nocivas (Save The Children, 2020).

La pornografía se ha convertido en un importante guión sexual para muchos hombres y mujeres jóvenes (Sun et al., 2016). Según la investigación de Péter Szil, la pornografía hace no menos daño a los hombres que a las mujeres ya que separa la sexualidad de los hombres tanto de los sentimientos propios como de las relaciones cotidianas. Además, contrarresta la igualdad y el acercamiento entre ambos sexos y fomenta la irresponsabilidad reproductiva de los hombres. Por último, porque fomenta la aceptación e incluso el uso de la violencia en las relaciones entre los sexos.

La sexualidad permanece como uno de los terrenos en que los varones todavía tienen la posibilidad de reafirmar su masculinidad (Favaro y De Miguel, 2016). En el ámbito de la sexualidad, el varón debe demostrar, ante sí mismo y ante el grupo de iguales, que es un ‘’hombre de verdad’’. Para conseguir el reconocimiento del grupo de iguales va a ser habitual que los varones compartan sus «hazañas» sexuales; que compartan pornografía o que la vean en grupo (Alario, 2018).

Como describe Mónica Alario, en primer lugar, en la pornografía se observa constantemente la presentación del dolor físico de las mujeres como algo erótico. En segundo lugar, en los videos pornográficos se erotiza la falta de deseo de las mujeres. Y, por último, se erotiza el sufrimiento de las mujeres.

El consumo de pornografía - principalmente violenta- se asoció significativamente con más comportamientos de agresión hacia la mujer en la pareja. Esta asociación estuvo moderada por las actitudes sexistas y justificativas de la violencia (Gallego y Fernández, 2019).

La pornografía representa la desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia de género, pues en muchas ocasiones, la mujer es sometida en contra de su voluntad, y no se tiene en cuenta la ética del consentimiento (Albury, 2018).

En general, se observa que la pornografía no produce los mismos efectos en hombres y en mujeres, lo cual guarda relación con la distinta representación que tiene cada uno/a dentro de este material (Carroll y Willoughby, 2017).

En la adolescencia, las influencias externas son muy diversas, pero algunas de esas influencias son tan poderosas como internet y la nueva pornografía. La tecnología no ha generado la pornografía, pero sí la ha hecho más accesible (Save The Children, 2020).

Existe hoy un grupo de clientes, principalmente jóvenes, cuya visión de los papeles sexuales está definida por las imágenes que la sociedad produce masivamente a través de la pornografía, la publicidad y los programas de ocio (Ballester, Pozo y Orte, 2019).

Los adolescentes cada vez consumen pornografía a edades más tempranas, esto tiene relación con que cada vez el contenido pornográfico es de mayor y más fácil y rápido acceso. Pueden llegar a encontrar pornografía de forma involuntaria, en forma de anuncio o publicidad en búsquedas de Internet.

Por ello, es razonable pensar que tiene una clara influencia en dos componentes de la conducta sexual. En primer lugar, en la formación del imaginario sexual de los adolescentes y, en segundo lugar, en el desarrollo de las primeras experiencias sexuales (masturbación, demandas a las parejas).

Los riesgos actuales a los que está expuesta la población joven provienen de las fuentes tecnológicas. Un ejemplo de esto puede observarse en el reciente estudio Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, que señala que la edad a la que se accede por primera vez al porno se sitúa en torno a los 8 años y que uno de cada cuatro varones ha visto pornografía antes de los 13 años, siendo la búsqueda y el consumo de pornografía más frecuente en los hombres (Ballester, 2019).

Además, están las dificultades y el rechazo que madres y padres encuentran a la hora de abordar el tema de la sexualidad con sus hijas e hijos. Estas se deben, en su mayoría, a la propia escasez de conocimiento con la que cuentan debido a la educación que recibieron y a las creencias de que hablar sobre sexualidad promueve las conductas y relaciones sexuales (Orcasita et al, 2018).

Como consecuencia de esto la población adolescente recurre a otras fuentes de información como Internet para satisfacer estas inquietudes. Allí encuentran gran variedad de material pornográfico sin un segundo tiempo donde alguien pueda desmontar y explicar lo que han visto en esas plataformas.

En este artículo se exponen, tras la debida recolección de los datos, los resultados de la investigación sobre la influencia de la pornografía en las relaciones sexuales entre los jóvenes y adolescentes que se ha llevado a cabo en Cantabria y las conclusiones más relevantes.

2. Objetivos e hipótesis

El objetivo principal de esta investigación es analizar la influencia de la pornografía en las relaciones sexuales entre jóvenes y adolescentes.

Los objetivos específicos son los siguientes:

La hipótesis principal de la investigación es que la pornografía influye en las relaciones sexuales entre los jóvenes y adolescentes.

El resto de las hipótesis más específicas son las siguientes:

3. Metodología y muestra

La investigación se ha llevado a cabo siguiendo una metodología cuantitativa. Se ha obtenido la muestra de población mediante un muestreo no probabilístico, haciendo una selección de la muestra por conveniencia.

La muestra está formada por 561 jóvenes con edades comprendidas entre los 14 años y los 21 años. De los cuales, el 57,2% son mujeres y el 42,8% varones. Estos jóvenes viven en Cantabria y están escolarizados en alguno de los Institutos de la Comunidad Autónoma.

Los sujetos se han dividido en cuatro grupos de edad de la siguiente manera: Grupo 1: 14 y 15 años; Grupo 2: 16 y 17 años; Grupo 3: 18 y 19 años; Grupo 4: 20 y 21 años. Encontrando que el 10,2% pertenece al grupo 1, el 67,6% al grupo 2, el 14,1% al grupo 3 y, el 8,2% al grupo 4.

Respecto al nivel educativo, el 5,7% cursan una Formación Profesional Básica, el 18% cursan 3º y 4º de la ESO, el 58,1% cursan Bachillerato, el 15,2% un Ciclo Formativo de Grado Medio y el 13% un Ciclo Formativo de Grado Superior.

Para la recogida de información se ha elaborado un cuestionario tanto en formato papel como en la plataforma online Google Forms. Los Institutos donde no ha sido posible pasar el cuestionario personalmente, han contado con un video de presentación que se les ha proyectado a los alumnos y alumnas participantes.

Este cuestionario ha recogido información sobre las actitudes de los jóvenes hacia la pornografía, sus percepciones en cuanto a los roles de género y sus conductas y prácticas sexuales. Mediante dos escalas tipo Likert con 5 opciones de respuesta. Donde los valores de la primera van desde 1: muy de acuerdo hasta 5: nada de acuerdo y los valores de la segunda van desde 1: nunca, hasta 5: muy a menudo.

Los datos obtenidos en el cuestionario se han analizado en el programa estadístico IBM SPSS Statistics. En dicho programa se ha diseñado una matriz de datos, se han digitalizado los mismos y se han hecho análisis descriptivos e inferenciales.

La primera parte del cuestionario está basada en la Escala de Actitudes hacia la Pornografía (Monferrer y Flor, 2015). El resto de los apartados del cuestionario han sido diseñados en función de las necesidades propias de la investigación.

4. Resultados y estadísticos descriptivos

La fiabilidad de la escala se ha calculado a través del procedimiento matemático de cálculo del coeficiente de alfa de Cronbach. Este procedimiento permite calcular la fiabilidad como consistencia interna. El resultado del análisis ha sido .869. Por lo tanto, la escala muestra un coeficiente de fiabilidad como consistencia interna óptimo.

Primero, se han analizado las frecuencias para tener una visión minuciosa de la muestra de estudio y poder realizar una descripción detallada de la misma.

Se ha calculado el porcentaje de los sujetos que ha recibido educación afectivo-sexual y la cantidad de talleres que han recibido. Se ha encontrado que el 86,8% de los encuestados han recibido al menos un taller de educación afectivo – sexual. Con relación a estos datos, cabe destacar que el 30% ha señalado haber recibido educación afectivo – sexual solo una vez y el 28% de los sujetos, dos veces. A continuación, se les preguntó, en caso de haber recibido educación afectivo – sexual, si ésta había tratado de forma específica el tema de la pornografía. En este caso, tan sólo el 32,6% de los encuestados había tratado la pornografía en los talleres. Esto nos deja ante el porcentaje de que en el 67,4% de los sujetos que han recibido educación afectivo – sexual, no han tratado la pornografía dentro del temario del taller.

Lo que se ha calculado a continuación es que el 62% de la muestra con la que se ha trabajado han consumido pornografía al menos una vez. En cuanto a la intensidad o frecuencia con la que los sujetos investigados consumen pornografía nos encontramos ante los siguientes datos:

El 38,1% de la muestra han declarado no haber consumido pornografía nunca. El 17,1% casi nunca, el 23% alguna vez/ocasionalmente, el 12,3% a menudo y, por último, el 9,4% muy a menudo.

Con respecto al consumo de pornografía en función de la edad, a mayor edad, mayor es el consumo de pornografía ya que al comparar el consumo del grupo 1 y del grupo 4 se ha visto que en el primer grupo el 51% consume pornografía y en el grupo 4 lo hace el 72%.

Lo siguiente que se ha analizado ha sido el consumo de pornografía en función del nivel educativo. En cuanto a esto, no se han encontrado diferencias significativas en el consumo de pornografía en los diferentes niveles educativos analizados. Los porcentajes de sujetos que consumen pornografía son similares en todos los grupos salvo en el grupo de la ESO. Esto tiene relación con la edad de los sujetos que cursan la ESO (14 y 15 años) y no con el nivel educativo. Por ello, se puede concluir que el nivel educativo no influye en el consumo de pornografía.

Los análisis realizados anteriormente detallan las características que presenta la muestra objeto de estudio y proporcionan una visión general del consumo de pornografía de la población adolescente.

A continuación, se han llevado a cabo los análisis relacionados con el estudio del objetivo general de la investigación y con los cuatro objetivos específicos definidos en la misma.

El objetivo general de la investigación es analizar la influencia de la pornografía en las relaciones sexuales entre los jóvenes y adolescentes. Para ello, se ha partido de la siguiente hipótesis: La pornografía influye en las relaciones sexuales entre los jóvenes y adolescentes. Esta hipótesis responde a la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuál es la influencia que tiene la pornografía en las relaciones sexuales de los jóvenes y adolescentes?

Se han calculado las frecuencias de respuesta de la escala de actitudes hacia la pornografía. Para analizar los diferentes ítems, éstos se han distribuido en cuatro factores que miden la diversión, la excitación, la curiosidad y la aceptación social.

En cuanto al factor diversión, el 45,3% de la muestra dice no estar nada de acuerdo con que la pornografía sea una distracción en sus horas libres y el 44% tampoco está nada de acuerdo con que la pornografía sea un buen método para dejar de lado los problemas. Esto nos indica que los jóvenes no consideran que la pornografía sea una forma de entretenimiento.

En lo referente a la excitación, se han analizado, por un lado, los ítems que versan sobre la utilización de la pornografía para mantener relaciones sexuales. En este caso, el 65,1% de la muestra no está nada de acuerdo en incluir la pornografía en las relaciones de pareja. Además, el 38,8% tampoco está de acuerdo con la utilización de la pornografía como estimulación antes de tener una relación sexual. Por otro lado, el ítem que versa sobre el uso de la pornografía en solitario. En este caso, el 62,6% están de acuerdo con que la pornografía es un buen método para estimularse en solitario. Esto revela que los jóvenes consumen pornografía en solitario y como método de estimulación propia.

Los ítems relacionados con el factor curiosidad se han agrupado a su vez, de la siguiente manera: Por un lado, aquellos que versan sobre la credibilidad de la pornografía. Donde el 75,4% de los encuestados se muestra de acuerdo con que la pornografía crea expectativas irreales. Además, el 53% se muestra en desacuerdo con que las prácticas que ven son reales. Cabe destacar que tan sólo el 8% está muy de acuerdo dicho ítem. Ante estos datos cabe concluir que los adolescentes que forman parte de la muestra se muestran bastante realistas en cuanto al contenido de la pornografía.

Por otro lado, en cuanto a los ítems que versan sobre la utilización de la pornografía como método de aprendizaje, cabe destacar que las personas encuestadas no consideran que la pornografía ayude a mejorar las prácticas sexuales siendo tan solo el 10% quienes están muy de acuerdo con que así sea. En cambio, el 47,2% está de acuerdo con que fomenta el aprendizaje de prácticas sexuales. Por lo que parece que la población adolescente considera que la pornografía es un método de aprendizaje, pero no de un ‘’correcto’’ aprendizaje ya que no consideran que mejore sus relaciones. Además, recurren a ella como método de aprendizaje, pero el 61,5% de la muestra no considera que la pornografía le ayude a ganar seguridad en sí mismo en lo referente a la sexualidad.

Por último, se han analizado los ítems relacionados con la aceptación social. Por un lado, se han interpretado conjuntamente los ítems que versan sobre la percepción de los adolescentes hacia la pornografía. Solo el 15% de la muestra está de acuerdo con que la gente debería ver más pornografía. En cambio, a pesar de que no consideran que se deba ver más pornografía, el 63% está de acuerdo con que su consumo es algo normal.

En cuanto a la idea de que la pornografía es dañina, las opiniones están muy igualadas en ambos lados ya que el 38% piensa que la pornografía es dañina y el 38,7% se muestra en desacuerdo. Cuando se les pregunta si la pornografía es peligrosa ocurre algo similar. El 39,6% considera que la pornografía es peligrosa y el 33,2% no la considera peligrosa. El 27,1% es algo que no se ha planteado.

En cuanto a la legalidad de la pornografía, el 53,8% considera que la pornografía debería seguir siendo legal. El 26,7% no está ni de acuerdo ni en desacuerdo. Esta alta puntuación parece deberse a que han asumido el contenido pornográfico como algo normal por lo que no se lo cuestionan.

Por otro lado, se han interpretado los ítems que versan sobre la percepción de la población adolescente hacia la igualdad de género dentro del material pornográfico. Lo que ha aportado los siguientes datos: El 71,3% de la muestra no está de acuerdo con que los hombres y las mujeres sean tratados igual. El 70,4% está de acuerdo con que se representan situaciones de superioridad del hombre frente a la mujer. Ante estos datos, podemos concluir que la mayoría de los jóvenes encuestados son realistas en lo referente a la subordinación que sufre la mujer en la pornografía.

Estos datos pertenecen a la muestra en su conjunto y, a continuación, se ha dividido la muestra en sujetos que consumen pornografía y en sujetos que no lo hacen.

Teniendo en cuenta esto, se ha visto que los sujetos que consumen pornografía son los que tienen una visión menos realista en lo referente a los ítems anteriormente analizados. Se ha apreciado una diferencia en la media de respuesta por lo que se ha llevado a cabo una T de Student para muestras independientes para calcular si esa media entre ambos grupos es estadísticamente significativa. En este análisis, la p o significatividad bilateral ha sido de .000 por lo que existe una diferencia estadísticamente significativa entre ambas medias.

Siendo las personas que consumen más pornografía las que presentan actitudes más favorables hacia la misma. Estas actitudes tienen que ver con la normalización de la pornografía y de la violencia que aparece en la misma.

Tabla 1
Análisis T de Student para muestras independientes
Tabla I. Análisis T de Student para muestras independientes
Análisis de la media entre consumidores y no consumidores de pornografía
MediaSujetos consumidores de pornografía3,03
Sujetos no consumidores de pornografía3,63
Sig (bil).000
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados del IBM SPSS

Se puede concluir que la pornografía influye en las relaciones sexuales entre los jóvenes ya que existe una diferencia estadísticamente significativa entre las actitudes y opiniones de los jóvenes en función de su consumo de pornografía.

Para estudiar el primer objetivo específico de esta investigación se han realizado dos correlaciones para establecer la relación entre dos variables cuantitativas. Primero, una entre el consumo de pornografía y las relaciones sexuales de riesgo y, después, una correlación entre el consumo de pornografía y el hecho de tener relaciones sexuales sin preservativo.

En la primera correlación, la significatividad (Sig.bilateral) es .020 por lo que existe una correlación estadísticamente significativa entre ambas variables. El valor de la correlación es positivo por lo que se interpreta de la siguiente manera: los sujetos que han obtenido mayor puntuación en el consumo de pornografía son también, los que mayor puntuación han obtenido en las prácticas sexuales de riesgo.

En lo referente a la correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales sin preservativo, la significatividad es de .007 por lo que existe una correlación estadísticamente significativa entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales sin preservativo.

El valor de la correlación es positivo, lo que quiere decir que las personas que tienen mayor puntuación en el consumo de pornografía también son las que más puntuación tienen en el ítem que versa sobre tener relaciones sexuales sin preservativo.

Tabla 2
Correlaciones
Tabla II. Correlaciones
Correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales de riesgo
Consumo de pornografíaHe tenido relaciones sexuales de riesgo
Consumo de pornografíaCorrelación de Pearsos1.098
Sig (bilateral).020
He tenido relaciones sexuales de riesgoCorrelación de Pearsos.0981
Sig (bilateral).020
Correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales sin preservativo
Consumo de pornografíaHe tenido relaciones sexuales sin preservativo
Consumo de pornografíaCorrelación de Pearsos1.113
Sig (bilateral).007
He tenido relaciones sexuales sin preservativoCorrelación de Pearsos.1131
Sig (bilateral).007
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados del IBM SPSS

Ante estos datos, se puede concluir que la pornografía influye en las relaciones sexuales de riesgo entre la población jóven ya que encontramos una correlación estadísticamente significativa entre el consumo de pornografía y las relaciones sexuales de riesgo. Podemos afirmar que, a mayor consumo de pornografía, más prácticas sexuales de riesgo.

Para analizar el segundo objetivo específico se ha llevado a cabo también, el análisis de la Correlación de Pearsons. En este caso, se ha calculado primero, la correlación entre el consumo de pornografía y el hecho de tener relaciones sexuales violentas y, segundo, una correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones (de cualquier tipo) sin ganas.

En la primera correlación, la significatividad ha sido de .000 por lo que se puede concluir que existe una relación estadísticamente significativa entre ambas variables. El valor de esta correlación es negativo. Esta relación implica que aquellas personas que dicen consumir más pornografía dicen tener también menos relaciones sexuales violentas.

La correlación entre el consumo de pornografía y el siguiente ítem: He tenido relaciones sexuales (de cualquier tipo) sin ganas. En este caso, la significatividad obtiene una puntuación de .002 por lo que existe una relación estadísticamente significativa entre ambas variables. La relación entre ellas es negativa, lo que significa que las personas que han señalado tener un mayor consumo de pornografía, dicen tener relaciones sexuales sin ganas en menos ocasiones que aquellas que no consumen pornografía.

Tabla 3
Correlaciones
Tabla III. Correlaciones
Correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales violentas
Consumo de pornografíaHe tenido relaciones sexuales violentas
Consumo de pornografíaCorrelación de Pearsos1-.161
Sig (bilateral).000
He tenido relaciones sexuales violentasCorrelación de Pearsos-.1611
Sig (bilateral).000
Correlación entre el consumo de pornografía y tener relaciones sexuales (de cualquier tipo) sin ganas.
Consumo de pornografíaHe tenido relaciones sexuales sin ganas
Consumo de pornografíaCorrelación de Pearsos1-.134
Sig (bilateral).002
He tenido relaciones sexuales sin ganasCorrelación de Pearsos-.1341
Sig (bilateral).002
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados del IBM SPSS

Ante estos datos, hay que tener en cuenta la diferencia entre ambos sexos ya que aquellos que dicen consumir más pornografía son varones y aquellas que dicen haber tenido en más ocasiones, relaciones sexuales sin ganas son mujeres. Esto cumple con el estereotipo del varón siempre dispuesto a mantener relaciones sexuales y de la mujer que consiente tenerlas para satisfacer las ‘’necesidades’’ del varón. Además, en relación con los datos obtenidos en el apartado anterior, donde se ha visto que las personas que consumen más pornografía no identifican las relaciones desiguales y violentas que ven, parece tener sentido que no sean capaces de identificar las conductas violentas que llevan a cabo.

Por ello, a pesar de que no se ha podido demostrar a través de este cuestionario que la pornografía influya en el hecho de tener relaciones sexuales violentas, se puede plantear la posibilidad de que se deba a que las personas que más pornografía consumen también son aquellas que la tienen más normalizada, lo que afecta a su percepción sobre ella y sobre las conductas violentas que se llevan a cabo en la misma. Y, que luego, las personas que las consumen ponen en práctica.

Puesto que si en los videos pornográficos se visualizan prácticas violentas y las personas que más pornografía dicen consumir son aquellas que también puntúan alto cuando se les pregunta si llevan a cabo las prácticas que ven. Se puede concluir que llevan a cabo esas prácticas violentas pero que no las interpretan como tal.

Para el análisis del tercer objetivo específico se ha creado un indicador agrupando todos los ítems en una variable común, “EstereotiposTotal”. Esto se ha hecho para ver si existe correlación entre el consumo de pornografía y estar en mayor o menor acuerdo con los distintos estereotipos de género.

Se ha podido observar una significatividad de .002 por lo que existe una relación estadísticamente significativa entre ambas variables. Esta correlación es negativa, lo que quiere decir que las personas que han puntuado más alto en consumo de pornografía son las que más de acuerdo están con los distintos roles de género que se mencionaban en los ítems de la investigación.

Tabla 4
Correlación entre el consumo de pornografía y los estereotipos de género
Tabla IV. Correlación entre el consumo de pornografía y los estereotipos de género
Consumo pornografíaEstereotiposTotal
Consumo pornografíaCorrelación de Pearsos1-.128
Sig (bilateral).002
EstereotiposTotalCorrelación de Pearsos-.1281
Sig (bilateral).002
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados del IBM SPSS

Ante estos datos, se puede concluir que la pornografía influye en la asignación de roles de género. Siendo las personas que más consumen pornografía las que tienen más asumidos los distintos estereotipos de género que mide la escala. Es decir, a mayor consumo de pornografía, mayor adquisición de roles de género.

Para el último objetivo específico que se plantea esta investigación se ha llevado a cabo un análisis por segmentación que permite obtener las frecuencias de respuesta en los diferentes ítems en función del sexo. Lo primero que se ha calculado es el porcentaje de varones y mujeres que han consumido pornografía al menos una vez. Para después, obtener de forma detallada la frecuencia con la que lo hacen.

El 43% de las mujeres encuestadas han consumido pornografía al menos una vez en su vida. Los hombres, la han consumido un 87,5%. En lo referente a la frecuencia con la que consumen pornografía, el 57,3 % de las mujeres encuestadas nunca ha consumido pornografía. El 19,6% casi nunca, el 12,8% ocasionalmente, el 7,5% a menudo y el 2,8% muy a menudo. En cuanto a la puntuación de los hombres, el 12,5% nunca ha consumido pornografía. El 13,8% casi nunca, el 36,7% declara que ocasionalmente, el 18,8% a menudo y el 18,3% muy a menudo.

A continuación, se ha llevado a cabo el análisis del Chi Cuadrado que permite determinar si existe una relación entre dos variables cualitativas o categóricas. En este caso, se ha estudiado la relación entre el sexo y el consumo de pornografía. Para que exista una relación estadísticamente significativa entre las frecuencias de ambas variables el valor de la significatividad o de la p. tiene que ser menor o igual que .05. En este caso, el valor de la p. ha sido .000 por lo que existe una relación estadísticamente significativa entre en consumo de pornografía y el sexo. Siendo los hombres los que más pornografía consumen.

Tabla 5
Análisis del Chi Cuadrado
Tabla V. Análisis del Chi Cuadrado
Análisis de la media entre consumidores y no consumidores de pornografía
Sig. Asintónica (bilateral)
Chi-cuadrado de Pearson.000
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados del IBM SPSS

Para analizar la influencia que tiene la pornografía en función del sexo, se han calculado los porcentajes de nueve ítems. Para, posteriormente, hacer el análisis T de Student para muestras independientes que permita conocer si existe una diferencia estadísticamente significativa entre las medias de respuesta entre ambos sexos.

Tabla 6
Porcentajes y T de Student para muestras independientes
Tabla VI. Porcentajes y T de Student para muestras independientes
Análisis de la media entre consumidores y no consumidores de pornografía
ÍtemPuntuación (%)T de Student muestras independientes (Sig. Bilateral)
MujerVarón
En la pornografía tanto los hombres como las mujeres son tratados por igual37,169,2.000
En la pornografía se representan situaciones de superioridad del hombre frente a la mujer95,388,7.000
La pornografía discrimina a la mujer94,780,8.000
La pornografía favorece el aprendizaje de prácticas sexuales76,392,1.000
La pornografía es una buena distracción en mis horas libres33,682,9.000
Incluyo la pornografía en mi relación de pareja25,947,1.001
Considero que las prácticas que se llevan a cabo en pornografía son reales62,976,7.000
Ver pornografía es algo normal98,790,7.000
He llevado a cabo prácticas que he visto en pornografía41,451,7.001
Fuente. Elaboración propia a partir de resultados IBM SPSS

Las puntuaciones de la p o significatividad han oscilado entre .000 y .001 por lo que existe una diferencia estadísticamente significativa entre las medias. Se puede concluir que son los varones los que en mayor frecuencia consideran que las mujeres y los hombres son tratados por igual en la pornografía. Además, que las mujeres perciben con mayor frecuencia que en la pornografía se representan situaciones de superioridad del hombre frente a la mujer. También, que son los varones los que más incluyen la pornografía en su relación de pareja y que las mujeres muestran puntuaciones muy bajas en cuanto a esta práctica. Los hombres son los que consideran, en mayor medida que las prácticas que se llevan a cabo en la pornografía son reales y, por último, también son los que en mayor medida tienen normalizado el consumo de pornografía.

En lo referente a la hipótesis cuarta de esta investigación: La influencia de la pornografía es mayor en los varones que en las mujeres. Se puede concluir que es cierta puesto que son los varones los que presentan mayores estereotipos de género y los que más llevan a la práctica lo que ven en la pornografía. Esto está directamente relacionado con que son los que más pornografía consumen.

5. Conclusiones y discusión

Un alto porcentaje de los y las adolescentes ha visto alguna vez pornografía. En cuanto a la frecuencia del consumo, es en su mayoría, es ocasional. Además, se confirma que el consumo de pornografía es mayor en varones que en mujeres. También, se ha podido concluir que, a mayor edad, mayor es el consumo de pornografía. En cambio, se ha visto que el nivel educativo no influye en el consumo de esta.

Ante el hecho de que los chicos consuman más pornografía que las chicas y con más frecuencia cabe reflexionar acerca de si esta tendencia responde a una necesidad de búsqueda de información con el objetivo de aprender. O si tiene que ver con el mandato de género por el cual para las chicas la sexualidad y el deseo permanecen invisibilizados.

En esta investigación se ha analizado cuánta pornografía consumen los y las adolescentes, cómo y para qué. Para finalmente, interpretar la influencia que tiene en su construcción del deseo sexual y, por ende, en sus relaciones sexuales.

En primer lugar, los resultados del estudio muestran que el 62% de los adolescentes cántabros encuestados ha consumido pornografía. De ellos, el 21,7 % lo hace con frecuencia. Ellos (37,1%) mucho más que ellas (10,3%).

En segundo lugar, podemos decir que la mayor parte del consumo de pornografía es en solitario, alcanzando este porcentaje el 62,6%. En cambio, tan solo el 2,5% de la muestra está muy de acuerdo en incluir la pornografía en su relación de pareja y el 7,1% con utilizarla como estimulación antes de tener una relación sexual. Por ello, puede concluirse que los y las adolescentes recurren a la pornografía en solitario y como método de estimulación propia. Este consumo se reduce drásticamente cuando van a tener relaciones sexuales con otra persona o en pareja.

En lo que respecta al ocio en la adolescencia, el 57,2% no está de acuerdo con que la pornografía sea una distracción en sus horas libres y el 59,3% tampoco está de acuerdo con que sea un buen método para dejar de lado los problemas. En lo referente a estos datos, cabe reflexionar acerca de que su auto percepción del consumo no tiene por qué coincidir con la influencia real del mismo ya que la pornografía genera adicción en los consumidores habituales.

En tercer lugar, podemos deducir que consumen pornografía para aprender y por placer. El 47,2% de la muestra consume pornografía para aprender y el 62,6% como método de estimulación propia. Aunque el 35,9% no está de acuerdo con que el visionado de pornografía mejore las relaciones sexuales. De estos datos destaca que los adolescentes consideran que la pornografía es un método de aprendizaje, pero no consideran que mejore las relaciones sexuales. Por lo que, aunque lo usen como método para aprender, son conscientes de que no obtienen un ‘’correcto’’ aprendizaje. Además, el 61,5% no considera que la pornografía le ayude a ganar seguridad en sí mismo.

También, cabe destacar en esta ocasión las diferencias en función del sexo, siendo los varones los que consumen pornografía con más frecuencia, los que más recurren a ella para aprender prácticas sexuales y los que más demandan su consumo como método de estimulación en solitario.

Para conocer cómo afecta la pornografía a las relaciones sexuales de la población adolescente, se han analizado, en primer lugar, sus actitudes y su percepción de la pornografía. En general, un porcentaje alto de adolescentes es capaz de reconocer la ficción, la desigualdad, la violencia y las prácticas de riesgo y/o violentas en la pornografía. Tan solo el 15% de la muestra está de acuerdo con que la gente debería ver más pornografía. En cambio, a pesar de que no consideran que se deba ver más pornografía, el 63% está de acuerdo con que su consumo es algo normal.

En lo referente a si consideran la pornografía dañina, las opiniones están muy igualadas ya que el 38% piensa que la pornografía es dañina y el 38,7% se muestra en desacuerdo. En cuanto a si piensan que es peligrosa ocurre algo similar. El 39,6% considera que la pornografía es peligrosa y el 33,2% no la considera peligrosa. En cuanto a la legalidad de la pornografía, el 53,8% considera que la pornografía debería seguir siendo legal. Cuando se analizan estos datos en función del consumo de pornografía, se comprueba que existe una diferencia estadísticamente significativa entre las actitudes y opiniones de las personas jóvenes. Aquellas que consumen pornografía la tienen más normalizada y no la consideran dañina. Y, por supuesto, no consideran que se deba ilegalizar.

En lo que respecta a la veracidad del contenido pornográfico, el 53% no está de acuerdo con que la pornografía sea real y el 75,4% está de acuerdo con que crea expectativas irreales.

Con respecto a la desigualdad, el 71,3% percibe que los hombres y las mujeres no son tratados por igual. El 70,4% identifica las situaciones de superioridad del hombre frente a la mujer y el 60,2% afirma que la pornografía discrimina a la mujer. En estos datos encontramos una gran diferencia si los analizamos en función del sexo. Siendo los varones los que tienen una visión menos realista sobre lo que ven en pornografía.

También, encontramos diferencias si lo analizamos en función de si consumen o no pornografía. En este caso, aquellos que consumen más pornografía les cuesta más identificar la diferencia entre mito y realidad y la desigualdad y violencia que ven en ella.

Esto puede deberse a un proceso de normalización de la pornografía debido a un consumo frecuente. Ya que el 76,5% de aquellos que consumen pornografía consideran que su consumo es normal. Frente a aquellos que no la consumen, donde se reduce al 41%.

Por otro lado, se han analizado las prácticas sexuales de riesgo y las violentas. También, se ha observado su relación con el consumo de pornografía.

El 40,3 % de adolescentes no utiliza siempre métodos de protección. En general, las personas encuestadas reconocen las prácticas de riesgo como la ausencia de uso de preservativo, aunque encontramos un 8,4% que no sabe identificarlas.

Además, se ha encontrado una correlación estadísticamente significativa entre el consumo de pornografía y las relaciones sexuales de riesgo. Siendo las personas que más pornografía consumen, las que más relaciones de riesgo tienen.

Los y las adolescentes se muestran bastante realistas en cuanto a los roles de género sobre los que se les ha preguntado. Siendo conscientes, en general, de los estereotipos de género. Cabe destacar que el 74,5% está de acuerdo con que la responsabilidad del embarazo es mutua y no recae únicamente en la mujer. Estos datos varían en función del sexo, siendo los varones los que menos identifican los estereotipos de género y los que en mayor medida, adjudican la responsabilidad del embarazo a la mujer.

Otro de los datos que se ha obtenido es que el 34,8% declara haber tenido al menos una vez una relación sexual violenta. En un porcentaje menor, el 24,2% ha tenido alguna vez relaciones sexuales sin ganas.

En este caso, se ha obtenido una relación estadísticamente significativa entre el consumo de pornografía y las relaciones sexuales violentas. Siendo las personas consumidoras de pornografía las que tienen menos relaciones sexuales violentas. Esto parece un dato contradictorio pero su razón de ser recae en que las personas que consumen más pornografía les cuesta identificar las conductas violentas que llevan a cabo, así como, les cuesta también identificar la violencia que ven en la pornografía.

Un dato muy relevante es que el 45,8% de la muestra ha llevado a cabo alguna vez alguna de las prácticas que ha visto en pornografía, lo cual es bastante preocupante. Sobre todo, si tenemos en cuenta que para el 13,4 % de adolescentes, la pornografía supone la única fuente de información sobre sexualidad.

La mayoría de los encuestados han recibido al menos una vez un taller de educación afectivo – sexual. Siendo que el 58,4% la ha tenido una o dos veces. Cuando hablamos de que en esos talleres se haya tratado de forma específica la pornografía, el porcentaje se reduce al 32,6%. Estos datos se obtienen sin entrar a valorar la calidad de la educación afectivo – sexual recibida.

Podemos concluir que el consumo de pornografía es un factor determinante para la construcción del deseo sexual en la adolescencia. Ya sea de forma directa por un consumo frecuente o de forma indirecta porque su pareja sexual o su grupo de iguales la consuma.

La población adolescente la utiliza como método de aprendizaje y los que no lo hacen, lo aprenden de sus iguales que sí son consumidores de pornografía. Es innegable que la pornografía está presente en su vida desde los 14 años y que crecen y se desarrollan con ella.

Es necesario que los y las jóvenes reciban una información sexo afectiva que compense la pornografía y que les ayude a crear una visión crítica y a tener relaciones basadas en el respeto y la igualdad. Es fundamental también, que la información que se les proporcione esté adecuada a su edad y a su etapa de madurez. Además, debe ser una información actualizada y acorde a sus necesidades.

No podemos negarles esa información puesto que la alternativa que les queda es una alternativa dañina, con visionados violentos, de trato humillante y con contenido que dista mucho de la realidad y de una sexualidad sana y segura.

En septiembre de 2020, en Madrid, Save The Children publicó un informe llamado (Des)información sexual: pornografía y adolescencia. En él, han estudiado el consumo de contenidos sexuales entre la población adolescente y el impacto que estos tienen en sus relaciones y su desarrollo. Dicho informe revela datos como que el 68,2% de los y las adolescentes ven pornografía de forma frecuente y que este consumo se produce en la intimidad (93,9%). Los datos que ha arrojado esta investigación son similares a los que se han obtenido en Cantabria ya que el 62% de la muestra que se ha investigado han consumido pornografía y en un 62,6% este consumo se produce en la intimidad.

El estudio también revela que el 54,1% de los adolescentes, en su mayoría los chicos, cree que la pornografía da ideas para sus propias experiencias sexuales y que el 47,4% de los adolescentes que ha visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica. En el caso de esta investigación, el 36% de los adolescentes, en su mayoría chicos, cree que la pornografía ayuda a mejorar las prácticas sexuales y el 45,8% de los adolescentes que han visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica.

En otra investigación llevada a cabo en la Universidad de Deusto por Claudia Gallego y Liria Fernández-González se asoció el consumo de pornografía con más comportamientos de agresión hacia la mujer en la pareja. Esta asociación estuvo relacionada con puntuaciones altas en justificación de la violencia y en creencias en el mito de la violación. En esta investigación, también hemos podido relacionar el consumo de pornografía con puntuaciones más altas en los distintos estereotipos de género y con una mayor normalización de la violencia sexual.

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